Una oleada de protestas que iniciaron a las afueras de la capital venezolana el 27 de febrero de 1989, dio paso a grandes disturbios que luego pasarían a la posteridad con el nombre del Caracazo.

Todo se inició en Guatire, una ciudad satélite de la capital venezolana, cuando la población local empezó a protestar por el aumento del precio del pasaje en el transporte público. Apenas el día anterior se había incrementado el costo de la gasolina.

Se quemaron autobuses, se cortaron calles, se formaron barricadas y después comenzó el saqueo a comercios. La ola de violencia se extendió de Guatire a casi todo el país.

La gente se sumó en masa a la protesta harta por la situación económica y los ajustes del recién elegido presidente de la República, Carlos Andrés Pérez (CAP).

De la Venezuela saudita a la crisis profunda

El historiador venezolano Agustín Blanco Muñoz le dijo a BBC Mundo que “no se puede entender la Venezuela en la que triunfó Chávez sin entender el proceso que llevó al Caracazo”.

Venezuela había vivido en la década de los 60 y 70 una época dorada con una situación económica que era la envidia de gran parte de los países de la región.

Muchos de ellos estaban por aquel entonces sumidos en conflictos y proliferaban las guerrillas internas.

Además, empezaban a entrar en una espiral de deuda externa de la que tardarían en recuperarse.

Venezuela, por el contrario, prosperaba gracias al boom económico impulsado por la industria petrolera y atraía a inmigrantes de muchos lugares de Latinoamérica.

“A aquella época dorada se la conoció como la de la Venezuela saudita, por el parecido de la situación venezolana con la de Arabia Saudita, país lejano también rico y productor de petróleo”, señala Olmo.

Pero aquella bonanza se terminó. En la década de los 80 la enorme deuda externa, la crisis cambiaria, la inflación, la corrupción, la fuga de capitales, el abuso de poder y, sobre todo, la caída del precio del crudo sumió al país en una enorme crisis.

Por su parte, el historiador de la Universidad Católica Andrés Bello, Tomás Straka, aseguró que los gobiernos de Jaime Lusinchi y su antecesor, Luis Herrera, no supieron darle respuesta.

Carlos Andrés Pérez, quien ya había dirigido el país durante los años de auge económico (de 1974 a 1979), asumió en febrero de 1989 un nuevo mandato como presidente.

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Muchos vieron en él la esperanza para salir de unos problemas que habían pasado ya de lo económico a lo social y que habían llevado a que comenzaran a escasear los alimentos.

“La gente pensaba que él podía mágicamente volver a los años 70”, recuerda el historiador Straka.

Pero con la presidencia de Pérez no vino un milagro, sino lo que se conoce como “el gran viraje”.

Estallido por el “paquetazo”

A inicios de su segundo mandato, CAP anunció una serie de medidas económicas que acabarían siendo conocidas como el paquetazo, lo cual generó el estallido social.

Se trató de un plan acordado con el Fondo Monetario Internacional que exigía grandes ajustes macroeconómicos.

El paquetazo buscaba hacer de Venezuela, sustentada mayoritariamente por el Estado y los petrodólares, una economía de libre mercado en la que hubo recorte de gastos y aumentos de las tarifas de los servicios públicos.

Todo eso, conjugado con escándalos de corrupción que involucraban a las más altas esferas del poder, con asesinatos de estudiantes y con una política gubernamental que no dudaba en reprimir las protestas, despertó el descontento generalizado de la población.

Este evento marcó un precedente de mano dura gubernamental, en el que el Ejército terminó tomando el control e hizo derramar sangre por las calles del país.

La represión

El ejército salió a patrullar las calles ante la impotencia de la policía para contener la protesta que se había iniciado en Guatire, una ciudad cercana a Caracas / GETTY IMAGES

Según cifra oficial de la Fiscalía General, las protestas dejaron 276 muertes, sin embargo, distintas ONG denuncian que nunca se ha hecho una investigación exhaustiva de lo ocurrido.

Las víctimas mortales, según algunas asociaciones civiles, pueden llegar a los tres millares.

Para la ONG Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea) fue una auténtica “masacre“, señaló en un duro informe que hizo sobre el balance de víctimas y fallecidos durante las protestas.

“Una de las más graves violaciones de derechos humanos de la Venezuela contemporánea”, se lee en el documento.

Esta organización no solo denunció que nunca se pudiera contabilizar el número real de muertos en las protestas, sino también la brutalidad policial: uso de artillería pesada, la suspensión de garantías, personas desaparecidas, torturas, tribunales militares y fosas comunes.

Asociaciones civiles denunciaron el uso de armamento pesado y disparos de cintura para arriba por parte del ejército durante las protestas / GETTY IMAGES

El nacimiento del chavismo

En medio de ese profundo malestar, muchos vieron una de las razones de la aparición en el escenario político de un militar desconocido hasta entonces, pero que luego lideraría una intentona militar por hacerse con el poder y, finamente, resultaría elegido como presidente en 1998. Hablamos de Hugo Chávez Frías.

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“Este es un país joven y muchos no vivieron aquel episodio, pero quienes lo hicieron tienden a atribuir al descontento popular y a la actuación de las fuerzas del orden en el control del Caracazo, la ola que acabaría llevando al poder a un militar desconocido hasta entonces“, dijo el corresponsal del momento de BBC, Guillermo Olmo.

¿Fue Chávez fruto del Caracazo?

Para Straka, sí que pudo ayudar a Chávez en su llegada al poder, pero también contribuyeron el desgaste, el descrédito del gobierno, el descontento de la población por la situación de pobreza, el apoyo del ejército y el hecho de que Chávez era una figura carismática.

Paralelismos y diferencias actuales

Observadores como Blanco Muñoz ven paralelismos entre la Venezuela del Caracazo y la situación actual, cuando el colapso de la economía y la represión de las multitudinarias movilizaciones de sus detractores ponen en cuestión la continuidad en el poder de Nicolás Maduro, tildado por otros países de “dictador”.

“El desastre de entonces se ha multiplicado, y no podemos olvidar que hoy la policía está matando y torturando“, denuncia.

Tal como ha sucedido en las movilizaciones opositoras al régimen chavista desde 2014, con un brutal actuar de la Guardia Nacional, la Policía Nacional y grupos armados conocidos como “colectivos”.

Straka también ve similitudes.

“La sociedad está muy indignada por el empobrecimiento. Incluso las cifras del nivel de pobreza son muy parecidas”.

Y también, al igual que ocurrió con Chávez, hay una figura que hasta ahora era desconocida y que está gozando de altos niveles de popularidad internacional. Se trata de Juan Guaidó, reconocido por más de 50 países como el presidente interino de Venezuela.

Aunque también hay diferencias.

“Esta vez el gobierno sí ha sabido manejar mejor el control de la protesta, por la mala“, dice Straka.

El historiador cree que esto se debe en parte al control que el gobierno de Maduro tiene sobre los medios de comunicación, “que no muestran lo que ocurre y no permite el efecto contagio a otras zonas del país, haciendo creer a la gente que en Venezuela no pasa nada”.

Y ve otra diferencia: el control que tiene Maduro sobre el ejército y los sectores populares del país.

Con información de agencias

Prensa Frontera Viva

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