Desde que llegó a Caracas en 1861, consagró su vida a conocer el país, y tal parece que mientras más lo hacía, más reafirmaba su admiración y cariño, al punto de quedarse para siempre.
Oriundo del lejano Primkenau, región de Silesia, que en su momento estaba bajo el control del imperio Prusiano, Ernst estudió ciencias naturales, pedagogía y lenguas modernas en la Universidad de Berlín.
Sería justamente en aquellos años, según cuenta la Biblioteca de Historia de Fundación de Empresas Polar, cuando conoció a varios de los hijos del reconocido veterano de guerra de independencia, Judas Tadeo Piñango, quienes lo habrían persuadido para viajar a Venezuela a realizar estudios en su área profesional.
Al llegar al país, el dos de diciembre de 1861, tenía 29 años, y se dedicó de lleno a la exploración de las plantas del país, muy probablemente motivado por las anotaciones que había hecho Alexander Von Humboldt sobre Venezuela, a quien siempre reseñó con profunda admiración como se puede apreciar en el discurso dado en septiembre de 1869 en la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales de Caracas.
Justamente, la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales de Caracas fue fundada por el alemán en mayo de 1867, durante su creación, como se lee en el ensayo Adolfo Ernst y la SCFN de Caracas, de Yolanda Texera Arnal, el naturalista expresó:
“El 18 de marzo del año pasado [1867] se reunieron en la casa del que suscribe [Adolfo Ernst] ocho amigos de las ciencias naturales con el objeto de formar un pequeño círculo para comunicarse recíprocamente sus observaciones y estudios sobre la Historia Natural del país”.
De esta manera, la organización consistía en una iniciativa privada, sin fines de lucro, cuyo propósito era el intercambio de observaciones e ideas en torno a temas que les apasionaba.
El interés por difundir estos conocimientos, los llevó a publicar en prestigiosas revistas y periódicos de la época, como El Federalista, La Opinión Nacional, El Zuliano Ilustrado, Vargasia, y El Cojo Ilustrado.
Únicamente Ernst, publicó a lo largo de su vida, “478 trabajos sobre diversas disciplinas, siendo los más numerosos aquellos sobre botánica, zoología y etnografía. Cultivó igualmente la geografía, geología, lingüística, antropología física, paleontología y arqueología”, como menciona la Biblioteca de Historia de Fundación Empresas Polar. Y a todo vendría bien agregar sus estudios de etnobotánica y etnografía.
Además, Yolanda Texera, en el citado ensayo, sugiere que la creación de la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales, fue fundamental para impulsar la creación del Museo Nacional, cuya dirección estuvo en manos del alemán en 1876, y de la creación de la cátedra de Historia Natural en la Universidad Central de Venezuela, de la que estuvo a cargo desde 1874, a petición del propio presidente de la República, Antonio Guzmán Blanco.
Y a Adolfo Ernst también se le considera como el padre del positivismo en Venezuela, filosofía que afirma que el conocimiento y la verdad se derivan del método experimental dentro del marco científico.
Estas ideas empaparon a reconocidas figuras nacionales como José Gil Fortoul, Lisandro Alvarado y Rafael Villavicencio, quienes desarrollaron un papel significativo en la conducción del país durante el régimen gomecista.
Por último, vale acotar que este naturalista alemán, recorrió la geografía nacional de manera meticulosa, realizando observaciones y tomando datos de suma importancia para el conocimiento científico nacional.
Según menciona la Biblioteca de Historia de Fundación de Empresas Polar, realizó estudios que cubren desde los aborígenes andinos y los petroglifos, hasta las minas de cobre de Arao (Cojedes) y las de diamante de Betijoque (Trujillo), y sin pasar por alto los estudios de las aguas termales en Guárico.
Adolfo Ernst murió el 12 de agosto de 1899, dejando un legado invaluable de conocimientos científicos. Un hombre que se dedicó a su profesión y promovió con ahínco el descubrimiento, consciente de que a través del mismo se aprende a apreciar más al país.
Se lee al final de su discurso en septiembre de 1869 en la Sociedad de Ciencias Físicas y Naturales de Caracas: