Las condiciones de recibimiento ofrecidas a quienes regresan al país después de haber migrado en busca de un mejor futuro, no son las más optimas y ponen en riesgo no solo a quienes llegan, sino a la población receptora, señalan habitantes de San Antonio. El movimiento a través de los pasos ilegales se ha convertido en la opción para quienes retornan a Venezuela, huyen de los controles epidemiológicos y se niegan a pasar cuarentena en improvisados albergues

Por Rosalinda Hernández C.

La crisis humanitaria que se exacerbó en Venezuela a partir del 2016, empujó a más de 5 millones de venezolanos (datos de la ONU) a cruzar fronteras y buscar nuevas vías para sobrevivir.

La república de Colombia, ha sido el destino más buscado y a donde han llegado los venezolanos por distintas vías, la más inesperada y que ha dejado fallecidos a su paso: caminando largos, intrincados y fríos trayectos.

Migración Colombia publicó en el reporte correspondiente a febrero de 2020, que más de 1 millón 825 mil venezolanos estarían radicados en ese país.  

La cifra, representa un crecimiento cercano al 3% respecto a diciembre de 2019, detalló el organismo. 

En el país vecino el 44% (cerca de 800 mil) de los venezolanos que han llegado,  estarían de forma regular, mientas que el restante, (más de un millón 25 mil) con estatus migratorio irregular (ilegales).

No solo Colombia, ha sido vista como alternativa para quienes huyen de la crisis económica y social que cada día se agrava más dentro del territorio venezolano y que de acuerdo a las proyecciones de la Organización para las Naciones Unidas (ONU), provocará la salida de más de 6.5 millones de venezolanos a finales de 2020.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Ecuador, precisó que entre 400.000 y 500.000 venezolanos estarían en ese país. La cifra no solo abarca a quienes ingresaron de manera legal, también refleja el flujo migratorio irregular.

Por su parte el gobierno de Perú, ha previsto que para el 2020, al menos 274.000 connacionales ingresen a su territorio. Los registros de marzo de 2020, señalan  que más de 861 000, venezolanos están en ese país.

La dinámica cambio

El Covid-19, un virus desconocido que se originó en China y ha dejado más de 1,3 millones de contagios y unos 77.000 muertos en todo el mundo. Además de provocar recesión económica, agravó la situación de los venezolanos inmigrantes, específicamente los asentados de manera irregular y con trabajos informales en los países suramericanos.

Al perder el sustento diario producto de la cuarentena y el aislamiento social, miles de connacionales se encontraron sin recursos monetarios para responder a las obligaciones contraídas (alquileres, comida). Se generó alarma y comienzan los desalojos y despidos que llevan a miles a retornar a Venezuela.

El gobierno de Colombia con apoyo de organizaciones internacionales ha sido el primero en extender la ayuda a familias que han quedado en la calle y no han tenido otra alternativa que devolverse, a través de la frontera entre Norte de Santander y el estado Táchira.

El pasado 4 de abril aproximadamente 600 ciudadanos venezolanos regresaron, cruzando el puente internacional Simón Bolívar, informó Migración Colombia.

El organismo migratorio detalló que los ciudadanos “de manera voluntaria” decidieron abandonar el territorio nacional con destino a Venezuela, llegaron a Cúcuta en más de 20 buses.

Procedentes de las ciudades de Soacha y Bucaramanga, arribaron al corredor humanitario del puente Simón Bolívar, en grupos segmentados a quienes previamente  se les había revisado el estado de salud por parte de la Secretaría de Salud de Cúcuta.

En la mitad de la vía binacional fueron recibidos por personal del Servicio Administrativo de Identificación, Migración y Extranjería (Saime), quienes continuarían con el proceso de traslado a territorio nacional.

En un primer momento se planteó que al llegar a Venezuela, una vez verificado el estado de salud y cumplidos los protocolos epidemiológicos las personas serían embarcados en unidades de transporte que los llevarían a sus estados de origen. Pero los protocolos fueron cambiados a última hora, denunció la gobernadora del Táchira Laidy Gómez.

Empieza la vía crucis

Mientras Colombia contabilizó un poco más de 600 personas ingresando por el canal humanitario hacía Venezuela, fuentes del gobierno nacional y la gobernadora del Táchira, precisaron que  el pasado 4 de abril, llegaron por la frontera unas 800 personas.

“Han ingresado por la frontera unos 800 venezolanos. Probablemente en los próximos días se alcance a más de 10 mil venezolanos sin contar los que han ingresado por las trochas, lo que amerita un protocolo de control epidemiológico que nos obliga a todas las autoridades a interactuar”, precisó Laidy Gómez.

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Cansados de rodar kilómetros y con la esperanza de regresar a casa, llegan a San Antonio. Fueron recibidos por equipos de salud que les aplicaron las pruebas rápidas o test para el Covid-19. Pero la ilusión de retornar a sus hogares quedó pausada por una cuarentena obligatoria que deben cumplir en la población fronteriza, resulten positivos o no a la prueba del coronavirus.

En la gráfica venezolanos que han retornado al país esperan en el terminal de San Antonio, mientras son llevados a instituciones educativas a cumplir cuarentena

Las instalaciones del terminal terrestre de la localidad empezaron a abarrotarse de mujeres, hombres y niños que llegaban a descansar sobre las maletas que arrastraban. A poca distancia unos de otros aguardaron hasta entrada la noche. Los autobuses que los trasladarían a sus estados de origen, no se presentaron.

Algunos grupos de retornados fueron llevados al liceo Manuel Díaz Rodríguez; allí manifestaron no haber sido atendidas en cuanto al suministro de alimentos y agua potable.

“Hay mujeres embarazadas y también niños. El primer día solo dieron alimentos a las mujeres y a los niños. Los hombres pasaron sin comer. Aquí estamos y no sabemos a estas alturas cómo van a resolver nuestra situación”, precisó una venezolana alojada dentro de la institución.

Horas de angustia

Durante la madrugada del lunes seis de abril, fuerzas militares se encargaban de trasladar a las personas a las escuelas públicas de la localidad fronteriza para albergarlas durante la cuarentena.

“Los vecinos salimos a las 3:15 de la mañana a protestar la llegada de un autobús con gente a la escuela básica San Antonio. Salimos como 20 personas pero nada logramos hacer a pesar que nos acercamos a hablar con las autoridades y les explicamos nuestro descontento”, dijo Roberto Cruz vecino de San Antonio.

La situación da tristeza, al ver como bajaban de cinco autobuses a esa hora a niños llorando, mujeres embarazadas y les lanzaban colchonetas. “Ahí se acostaron, como si fueran animales”, narró Cruz.

La imagen que muestra a un grupo de ciudadanos que regresaron al país y han sido sometidos a la cuarentena fue captada en la escuela Tienditas, municipio Pedro María Ureña, el martes 7 de abril y publicada en redes sociales

El vecino aseguró que los ciudadanos llegaron sin tapabocas y sin conservar la distancia recomendada.     

Entre la desesperación y la angustia que puede generar la situación a la que están sometidos, los ciudadanos se alteran y han surgido altercados con las autoridades.

“La gente a ratos se rebota. Gritan que los dejen salir, se quieren ir porque tienen hambre (…) es una situación que dan ganas de llorar”, dijo el vecino del barrio Ricaurte, cercano al ciclo básico San Antonio.

Otra fuente consultada por Frontera Viva, precisó que en el mencionado centro educativo, se pudo observar a un grupo de personas que intentaban asearse con un envase de refresco que contenía agua.

“Me pidieron que les regalara más agua pero ¿cómo les doy? Si hace ocho días que por esta zona no llega”, comentó.

Escapan del confinamiento

 “Vi como dos muchachos acabaron de saltar la pared y echaron la carrera. Solo han pasado unas horas desde que los trajeron y ya se están escapando del liceo bolivariano San Antonio. Eso fue lo que vi ¿cuántos más lo van a hacer?”, dijo un vecino cercano a la institución donde alojan.

La situación que viven los retornados venezolanos, se ha difundido a través de vídeos en redes sociales.

“Nos tienen aguantados. No nos dejan salir. Algunos hombres que han llegado solos se han escapado por la parte trasera del terminal. Han saltado las mallas de alambre y no se sabe que rumbo han tomado”, dijo tras las rejas de la terminal un ciudadano que pidió reserva de su identidad.

Al mostrarse el escenario de lo que estarían viviendo los primeros grupos que llegaron a la frontera, quienes van arribando provenientes de Colombia o terceros países, han optado por no atravesar el puente Simón Bolívar, sino tomar los caminos verdes, y arreglárselas por si solos para continuar a su destino, dijo Néstor Omaña, habitante de San Antonio.

Por las entradas de los pasos ilegales se ve a diario que ingresan personas o familias completas con los pocos enseres que pudieron traerse, agregó.

“No hay control ni del lado colombiano, ni del venezolano y estas personas al ingresar a San Antonio, toman otros destinos, sin un control epidemiológico para descartar el coronavirus”.

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En recorrido por la población fronteriza se pudo apreciar a un grupo de personas con equipaje que caminaban por la avenida Venezuela de San Antonio, cercano al cementerio municipal.

“Esta gente negocia no solo con unidades de transporte que los sacan de la población, también con algunas autoridades que permiten esas salidas”, precisó Omaña.

Trochas, otro destino

La escasez de gasolina ha dificultado el traslado de los populares ferieros que vienen de la zona de montaña del Táchira a ofrecer frutas, verduras y legumbres a las poblaciones fronterizas, acción que ha intensificado la llegada de estos productos a través de los pasos ilegales (trochas) a Venezuela.

“No es un secreto que las verduras que se venden en San Antonio, provienen de Colombia. Es obvio que las trochas siguen abiertas al paso de mercancías y productos. Pero también están abiertas para las personas que llegan de Colombia y otros países”, precisó Armando Flores, vecino del barrio Simón Bolívar de San Antonio.

Para el exconcejal del municipio Bolívar, Carlos Chacón, la anarquía en la frontera se inicia desde que se decretó el estado de emergencia nacional y el aislamiento de la zona de frontera.

A partir de allí, – detalló – “las autoridades empiezan a cobrar a quienes quieran pasar por la alcabala de Peracal, violando su propio decreto”.

De acuerdo a Chacón, la llegada de connacionales provenientes de otros países a San Antonio, empeora la situación de frontera porque “les ofrecieron de todo y no tenían nada”.

“Existe hacinamiento en lugares donde ni siquiera se cuenta con baños, no hay agua potable. Hay problemas con el tema de la alimentación y el distanciamiento social no se ha cumplido”, precisó el ex concejal del municipio.

Según el también vecino de San Antonio, parece que no existe un plan y por lo tanto se ve desesperación en las personas que están en lugares de alojamiento.

“Hay hambre, sed y además algo tan esencial como la comunicación no la tienen y por lo tanto no han podido contactar a familiares y allegados. A la gente le tienen prácticamente detenida. Vienen de ser bien atendidas por las autoridades colombianas, dicho por ellos mismos y al llegar aquí se encuentran con una pared de anarquía”, denunció.

Para el exconcejal del municipio Bolívar, Carlos Chacón, los próximos a llegar posiblemente van a burlar los controles y no pasaran por el puente Simón Bolívar, sino a través de las trochas.

La gente va a preferir cruzar trochas que pasar por el puente. Esto no debería ser así, -aclaró Chacón- deben existir controles pero no hay porque lo que se está haciendo es un manejo irresponsable de la situación en Venezuela.

En las calles de San Antonio, aseguran que se han visto a familias enteras deambulando y pidiendo algo para alimentarse.

“Todos los días llegan a las casas pidiendo comida. En mi casa lo hacen al menos unas 10 personas que son retornados, oriundos del centro del país. La situación ahora es de hambre pero luego puede generar delincuencia y problemas masivos de salud”, advirtió el exconcejal del municipio Bolívar.

En La Parada

En el corregimiento colombiano La Parada, próximo al puente internacional Simón Bolívar que une a ambas naciones, lugar a donde el gobierno de Colombia llega con los autobuses de venezolanos retornados, existe tensión e incertidumbre.

Frontera Viva, conversó con un habitante de la referida zona quien manifestó preocupación ente la llegada masiva de inmigrantes venezolanos.

“Hemos solicitado al ejército y a la policía mayor control en las trochas porque en vista de la situación precaria en la que tienen en el terminal de pasajeros de San Antonio a los venezolanos retornados. Nos da miedo que esas personas se regresen a La Parada”, dijo Francisco Sepúlveda, comerciante de la zona fronteriza.

Confirmó a Frontera Viva, que aun en la localidad colombiana se encuentran ciudadanos venezolanos que duermen en la calle, sobre andenes, a la intemperie. Mientras que otro numeroso grupo permanece hacinado en viviendas.

“Vemos como estas personas que hacen vida en las trochas continúan allí a pesar de las prohibiciones policiales. Cada rato se generan persecuciones entre policías y trocheros que se niegan a guardar la cuarentena”. 

El temor a que regresen quienes al otro lado de la frontera venezolana no han tenido la debida atención por parte de las autoridades está latente.

“Cuando estas personas se den cuenta que las han abandonado a la deriva porque el gobierno venezolano solo les toma foto, los sube en los buses, les da una vuelta y los deja en el mismo lugar para un show mediático, verán que la situación es otra y es por eso que nos da miedo que regresen por las trochas y queden expuestas aquí. No sabemos cómo vamos a reaccionar, ni con qué situación nos vamos a encontrar”, declaró el vecino de La Parada.

Al finalizar la nota periodísticas, habitantes de la localidad de Rubio, municipio Junín,  alertaban que en las inmediaciones de la plaza de mercado municipal, estarían llegando personas procedentes de San Antonio, cargando maletas. Eran transportadas por vehículos particulares, precisaron.

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