Poco a poco avanza el asedio contra la red de refugios que brinda apoyo a los caminantes venezolanos en la ruta entre Cúcuta y Bucaramanga. Un refugio no aguantó la presión y cerró. Otros dos se encuentran bajo el asedio de intolerantes y funcionarios de las alcaldías de Pamplona y Bucaramanga.

Este es el resumen de la situación que en este momento presenta la red de refugios que atiende a los caminantes venezolanos en ruta en esta zona. El lunes pasado cerró el refugio de La Corcova, último antes de llegar a Bucaramanga. La razón principal del cierre fue la actuación de asedio por parte de funcionarios de la alcaldía y algunos vecinos con actitudes intolerantes.

Después de haber atendido a 15 mil caminantes venezolanos este año Tierra Feliz, La Corcova cierra. Deja a la deriva a personas que vienen caminando 10 horas desde el Páramo Berlín con temperaturas entre cuatro y cero grados y que, desde esta semana, sin ningún tipo de atención, tendrán que seguir caminando hasta Bucaramanga.

Otra situación de asedio se vive en el refugio de la Fundación “Dos Tierras” en la capital de Santander en donde funcionarios de la alcaldía, manteniendo la línea dura de sus máximas autoridades en contra de migrantes venezolanos, han perturbado la atención  que se presta a estos ciudadanos en la ciudad.

Se han exigido permisos, documentos, se ha incitado a la intolerancia de ciudadanos que viven en el sector en donde trabaja la Fundación buscando disfrazar el hostigamiento a través de una presunta acción de protección de derechos y normativas legales. Esto lo han hecho los funcionarios municipales.

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Paralelamente la Alcaldía de Bucaramanga ha alentado la realización de redadas por parte de Migración Colombia en las zonas en donde se concentran los caminantes venezolanos que llegan a la ciudad luego de hacer la ruta desde Cúcuta. Varios de ellos han sido deportados sin tomar en cuenta las condiciones físicas en las cuales arriban a la ciudad.

También se ha amenazado a transportistas y donantes con acciones legales en su contra si apoyan la presencia de caminantes venezolanos. Se buscan crear condiciones inhóspitas para desestimular a los caminantes. Por eso varios de ellos han buscado rutas alternas para evitar Bucaramanga como punto de paso.

El más reciente hecho es la amenaza en contra de los refugios La Chirimoya y Vanesa ubicados en la salida de la ciudad de Pamplona en donde un grupo de la comunidad, también alentados por un funcionario del Hospital Municipal, amenazaron con invadir los refugios para obligar su cierre.

Expresiones xenofóbicas fueron escuchadas en la reunión realizada previamente a la amenaza. Allí las coordinadoras de los refugios fueron acusadas de propiciar la invasión de espacios públicos y otros tantos males para la ciudad. Meses atrás las amenazas se enfocaron en el refugio de Marta Duque en la misma ciudad y los argumentos fueron los mismos.

Siendo Pamplona la última etapa de los caminantes antes de enfrentar el peligroso Páramo de Berlín, los tres refugios brindan atención a más de 400 personas diariamente lo que indica su vital importancia para esta población de paso. Además de la falta de apoyo institucional, la permanente falta de recursos, el retiro de algunas organizaciones internacionales de apoyo ahora los refugios enfrentan el acoso y persecución de funcionarios e intolerantes. (Alans Peralta)

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