FacebookXTelegramWhatsAppMessengerPinterestEmailCopy LinkShare

Por Frontera Viva

Hola papitos, ha llegado la época en la que se nos encoge el corazón por encontrarnos a kilómetros inmensos de distancia. A pesar de que no pueda aliviar la inmensa tristeza que nos embarga a todos, siempre he tratado que mi estancia lejos pueda ayudar en algo a que sus vidas continúen de forma más cómoda. A veces debemos hacer sacrificios por los que amamos, o al menos es el pensamiento que me suele consolar en estas noches decembrinas.

Es inevitable llenarse de nostalgia ante estas fechas en donde la casa deslumbraba entre luces navideñas, música, familia, amigos y felicidad, es triste pensar en eso pues ahora todo es un poco más triste, pero sobre todo muy solitario. Aunque no todo ha sido gris, he conseguido gente maravillosa que ha ido guiando mi camino, buenos amigos que me han acogido como familia y tengo un perro que me ha dado todo el amor y la felicidad que puede.

Mamá, ¡adivina! Hice mis hallacas por segunda vez en estos 5 años que llevo lejos de casa, he utilizado tu receta y gracias a ella todos han quedado deslumbrados con nuestra sazón andina. Los olores de mi guiso son como los tuyos, mi mente se teletransportó a esas jornadas nuestras al hacer el plato navideño. Qué duro el esfuerzo que hacías, ahora me toca a mí hacer todo lo que tú elaborabas.

Te amo tanto, mamá, gracias a tu fortaleza he podido salir y defenderme en esta fría ciudad. Ojalá y puedas sentirte muy orgullosa de la mujer en la que me he convertido, desearía que pudieras ver de primera mano cómo he podido salir de todo el caos, del cambio, del duelo de haberme ido sin quererme ir de casa. Te abrazo siempre en mi mente y recuerdo tu hermosa forma de reír. En estas fechas, que combinamos los festejos navideños con tu cumpleaños, desearía poder darte más de lo que puedo ofrecerte, pero te juro que doy todo con el corazón.

Le puede interesar.  Guaidó espera que Gustavo Petro mantenga protección a venezolanos

Papito, no tienes idea de cuánto te añoro, no hay día que pase en que no piense en abrazarte, en llenarte de besos y mimos y hacerte sentir que la distancia se acortó y que ahora podemos estar de nuevo unidos. Nuestra despedida fue dolorosa y aunque ya pasaron años la siento como si hubiese sido ayer. Aún recuerdo el dolor en tus ojos al verme partir, lamento mucho haberte hecho pasar por ese dolor, pero puedo prometerte que he intentado que valga la pena.

Extraño mucho despertar y verte en la mesa sentado desayunando o verte en la cocina preparando algo de comer y escuchar tus anécdotas. Extraño sentarnos a conversar sobre cualquier cosa, reírnos y disfrutar de nuestra presencia. Mi casa se siente tan sola sin tu presencia, tu música, tu esencia… Qué difícil ha sido estar lejos de casa, pero no todo ha sido triste, te pude traer a ver la ciudad que me acogió y pudiste disfrutar de otro aire lejos del caos venezolano.

Sigo luchando para poder traerlos conmigo de nuevo. Sé que Quito les gustó mucho, si Dios lo permite podremos conocer más del Ecuador, es un país hermoso.

A mi hermanita, que no olvido, quisiera recordarle que la amo más que a mí misma; desearía haber podido formar parte de todos tus triunfos y  pequeños fallos. Desde la distancia aún te cuido, aún recuerdo cuando te acurrucaba al dormir sobre todo en esas noches en donde la nostalgia no deja que descanse, aún me rio contigo y disfruto de esa increíble personalidad que has ido formando. Qué buen trabajo que están haciendo nuestros papitos contigo y que afortunada soy de tenerte. Por favor no olvides lo mucho que te amo.

Extrañaré mucho a mi abuelita, papitos, me desconsuela saber que no voy a poder abrazarla más, que nuestro último recuerdo fue en el 2018 cuando pude irlos a visitar, que al llegar el momento de mi partida la abrace y ella lloraba, desearía que ese abrazo hubiese sido más extenso, desearía haber alargado un poco más mi ida. Espero poder ir a casa, visitar su tumba y poder honrarla. La amé y la amo profundamente, ella siempre estuvo en cada navidad, cada cumpleaños, cada día de la madre, siempre estuvo presente… ahora son dos años irreales de su partida.

Le puede interesar.  Venezolanos que emigraron dejaron atrás lo más preciado de sus vidas

Han sido cinco años llenos de muchas experiencias, pero creo que pasar Navidad en casa será el mejor regalo que pronto nos podamos dar. Espero llevar a mi Gochito, mi perrito pekinés que desde hace tres años se ha convertido en mi familia. También anhelo volver a hacer nuestras hallacas juntos, cocinarles platos deliciosos que he prendido viviendo en Ecuador, sé que les encantarán.

Estas fiestas no las pasaré sola, ahora tengo una familia que, aunque no comparten mi sangre, me han tratado con todo el amor y el cuidado posible.

Gracias papá y mamá por todo el esfuerzo que hicieron al criarme, para darme todo lo que siempre desee, por enseñarme el valor de la palabra, la honradez, la sinceridad y el buen trabajo, gracias por hacerme una buena persona, que ama a Dios por encima de todo y a su maravillosa familia. Gracias porque sin ustedes no hubiese sido la guerrera que soy ahora, ni hubiese tenido la fortaleza de emprender y tener mi negocio, gracias por tanto mis amados padres.

En estas fechas traten de disfrutar sin pensar mucho en los ausentes, porque sé que pronto podemos llenar esas sillas vacías con los que aun quedamos respirando el mismo aire de este mundo.

Los amo y los abrazo a la distancia.

Feliz navidad

Firma: Zoravict Arenas, migrante venezolana en Ecuador.

FacebookXTelegramWhatsAppMessengerPinterestEmailCopy LinkShare

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí