Por Frontera Viva
La vida de Alexis Enrique Navarro Velásquez es quizás el mejor ejemplo de cuán efímera y frágil puede ser la existencia y cuán inmortal la música.
Nacido un nueve de julio de 1944 en el pequeño pueblo de Caripito, a las orillas del río San Juan, en el estado Monagas, Alexis Navarro fue conocido en el mundo artístico nacional e internacional como “Cherry Navarro”.
A los 14 años de edad pisó la capital, Caracas, cuando su mamá, María de Jesús Velásquez decidió mudarse junto a sus seis hijos, según cuenta Lil Rodríguez en el artículo 55 años sin Cherry Navarro. Sería en la metrópoli caraqueña, más exactamente en el Liceo Pedro Emilio Coll, donde el joven conocerá a su buen amigo José Luis Rodríguez, “El Puma”.
Ambos amantes de la música conformaron el grupo Canaima, que estuvo bajo la dirección de Frank Acevedo, y con el cual se presentaron en el programa de concurso de José Bohr, un espacio televisivo producido por el cineasta chileno y el canal Radio Caracas Televisión, como se comenta en el portal de historia, Así era Venezuela.
A la par, Cherry hacía presentaciones en el conocido Club del Twist, ubicado en Altamira, al este de Caracas y en otros programas televisivos como Media Hora con Chelique. Sería precisamente el conductor de este último espacio, una figura de gran significado para la vida artística del músico monaguense.
José Enrique Sarabia Rodríguez, conocido como “el Chelique Sarabia”, apadrinó a Cherry, quien, con apenas 21 años, empezó a ganar fama tras varias presentaciones, convirtiéndose en una joven proeza de la música nacional.
En 1966, Renato Capriles, director de la Orquesta Los Melódicos, le contrató para grabar el disco Imponiendo el Ritmo, para entonces, el músico ya se había casado y divorciado de Belkys Montero, con quien tuvo a su único hijo, José Enrique Navarro.
Una anécdota de este episodio, contada en la Biografía de Billo Frómeta, hecha por Cinesa Chanel, sostiene que la contratación de Cherry por parte de Los Melódicos ocurre a raíz del éxito que venía presentado La Billo’s Caracas Boys con la adquisición en sus filas, primero de Felipe Pirela, y luego de José Luis Rodríguez.
Con su fama en ascenso, Cherry Navarro hizo presentaciones en el programa número uno de la televisión venezolana, El Show de Renny, a su vez que reafirmó su intención de ser solista, viajando a Milán, Italia, para grabar su disco Aleluya, cuyo sencillo promocional se popularizó a causa de que la letra parecía ser una oración tras el trágico terremoto que sacudió la capital venezolana en el año 1967.
Por infortunio, en la cresta del éxito, cuando canciones como Orinoco Río Abajo, Chinita de Maracaibo o Como Yo Te Quiero, eran infaltables en la lista de reproducción de las emisoras del país, cuando estaba de romance con la miss Venezuela, María de las Casas McGill, y justo cuando planeaba una gira internacional, según sostiene la citada página Así era Venezuela, Cherry empezó a presentar problemas de salud.
Fue diagnosticado con aplasia medular, una enfermedad que produce una disminución en la producción de glóbulos rojos, blancos y de plaquetas. Los médicos del Hospital José María Vargas ordenaron buscar un donante de médula, solicitud a la que atendió uno de sus hermanos, René Navarro.
Doce días después de la operación, el 28 de septiembre de 1967, los médicos comunicaron a familiares y amigos la defunción del músico.
Cuenta Héctor Acosta Rojas en su artículo La muerte le llegó a Cherry Navarro tan rápido como el éxito, que la procesión para trasladar su ataúd hasta el Cementerio General del Sur, en Caracas, fue multitudinaria, con gente cantando su éxito, Aleluya.
Solo 23 años le bastaron a Cherry para meterse en el corazón de los venezolanos y ponerlos a cantar. Su voz inconfundible siguió viva muchos años después con los LP que salían al mercado para refrescar su recuerdo y avivar la nostalgia.
Vale traer a colación una última anécdota, esta vez contada por su amigo Luis Guillermo Rangel, y recogida por Karina García en su artículo Cherry Navarro presente a pesar del tiempo, donde se menciona que el apodo “Cherry”, con el cual se conoció al cantante, nació del gusto que este tenía por unas galletas de chocolate que vendían en las bodegas de la época, cuya marca era precisamente Cherry.