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Por Leandro Rodríguez @leandrotango

Al “acuerdo” de Guaidó se suma Capriles y su “votemos como sea” pues la sola observación internacional es insignificante. La simplicidad con que el exgobernador de Miranda trata de abordar la crisis parece más bien una estratagema para robarle protagonismo a Guaidó a pocos días de sorprender al país con su muy cuestionado “Acuerdo de Salvación Nacional”.

¿Qué hacemos ganando alcaldías y gobernaciones sí a éstas le han robado competencias, recursos, le han impuesto poderes paralelos y a la par se está redoblando el fatídico Estado Comunal? No hay nada pragmático en ello ¡Nada! Además, tampoco hay nada qué demostrar, el chavismo desde hace rato se encuentra ilegalizado, deslegitimado, acusado, sancionado, solicitado, entre otras acciones punitivas internacionales ¿Para qué seguir lloviendo sobre mojado, dicho sea de paso, con efectos 100% previsibles?

No se trata de hacerle el juego a las prédicas rojas “ni por las buenas, ni por las malas, ni con balas, ni con votos, entregaremos el poder” ¡No! se trata que lo han demostrado con creces al aniquilar las plazas electorales que pierden, al imponer el castrismo a través de la violencia institucionalizada, en la forma cómo contienen las protestas sociales, al manipular acuerdos, diálogos, etc.

Pregúntense ¿Por qué el chavismo estaría interesado en entregar o compartir el poder sí se encuentra sumamente cómodo en él? Maneja las armas, instituciones y recursos del Estado a placer, de la mano de sus aliados internacionales burla las sanciones y dentro del territorio venezolano es sencillamente amo y señor, ello sin mencionar que el venezolano teje una microeconomía de sobrevivencia cada vez más efectiva al margen de sus políticos… no tiene el menor sentido. Lo propuesto por Guaidó y Capriles sencillamente es un triste más de lo mismo que hace frotar las manos al chavismo en pleno.

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Tras lo propuesto por ambos se esconde la ausencia de un Plan B, sí existiese ¿por qué no comenzar por el, pues el chavismo desde hace tiempo retiene el poder ilegal e ilegítimamente, amén de estar acusado de otros delitos? Sencillamente, sí el régimen incumple el acuerdo y perpetra las elecciones tal como están concebidas desde 2017, imponiendo partidos, electores, candidatos y resultados, no se vislumbran nuevas reprimendas o… ¿Más sanciones fácilmente evadibles?

Existe una realidad inocultable, el venezolano continúa su vida al margen de la política, reduciendo la visión país a lo enteramente familiar y personal, no encuentra incentivo para emprender la lucha política, el liderazgo de hoy, solo garantiza más de lo mismo.

Sí algo nos ha enseñado la política venezolana en estás dos aciagas décadas es lo que no debemos hacer, la vía electoral (con su abstención) están agotadas. El liderazgo requerido debe superar esta herramienta amellada y emprender nuevas acciones, sobre todo, la oposición debe ser liderada por una figura que asuma la legalidad y legitimidad que representa dentro y fuera de la nación, desde allí imponer la agenda, mientras solo habrá autodestructiva apatía, lamentablemente.

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