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Leandro Rodríguez Linárez

En 2007 el expresidente Chávez, en pleno boom petrolero, cometió un garrafal error que hoy la oposición venezolana insiste emular. Obnubilado por su ansia de poder y carencia de principios democráticos, impuso en aquel intento de reforma constitucional la reelección indefinida, pero únicamente a su cargo. En consecuencia, hubo poca motivación para los alcaldes y gobernadores rojos promover dicha propuesta. Entre otros factores, ello le implicó a Chávez esa derrota electoral.

En 2008, a pesar de su ilegalidad, en la enmienda constitucional de ese año se volvió incluir la reelección indefinida presidencial, pero esa ocasión se incluyó a los gobernadores y alcaldes, generando que éstos trabajarán en función de su aprobación. Moraleja; en política hay que saber jugar en equipo.

La oposición se enfrasca en lo que, 7 años después, una leyenda; los resultados electorales de 2015, sí bien es cierto es la última elección internacionalmente reconocida, la realidad política dentro de Venezuela es faraónicamente distinta. Su errónea interpretación está a punto hacer desaprovechar una oportunidad que pudiera resultar valiosísima sí se asume correctamente.

A ver, en 2022 no hay partido opositor grande ni fuerte, existen partidos tradicionales, con ascendencia histórica, con reservas de militancia, pero nada mucho más allá, ninguno por si solo puede contra el régimen, incluso, una alianza entre los mejores posesionados también resultaría inútil, obligando (sin más opciones) a la unidad de todas las organizaciones políticas, eso sí, en igualdad de condiciones.

De 2015 solo queda explotar fuera de nuestras fronteras el último vestigio de constitucionalidad, pero dentro de nuestras fronteras ese episodio debe ser superado, extrayendo solo lo transcendental, en esa fecha lo que produjo la derrota más importante del régimen fue la unidad opositora en igualdad de condiciones, motivando a los venezolanos a votar como nunca, lo que produjo la AN 2016 – 2020 sea el poder público más votado en toda nuestra historia.

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Hoy en la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) se pretende, bajo la manipulación histórica de 2015, que algunos partidos tengan mayor peso/valor de voto a la hora de tomar decisiones nacionales, lo cual es un gravísimo error. Repetimos, hoy absolutamente todos los partidos opositores son pequeños ante el régimen y su poderío de instituciones, recursos y armas secuestradas al Estado, en consecuencia, la única forma de poder contrarrestar dicha adversidad es en unión perfecta, es decir, bajo la igualdad. Las decisiones de la conducción opositora deben tomarse bajo la fórmula democrática un partido, un voto.

A Venezuela le urge un liderazgo capaz, no solo de tomar decisiones acertadas sino de comprender nuestro complejo momento histórico. Los partidos políticos afrontan su peor crisis, sin embargo, son insustituibles en democracia, pero mientras vivamos en autoritarismo estas organizaciones deben sumarse al país, a la sociedad civil, a las distintas estructuras sociales como gremios, sindicatos, movimientos, entre otros. Pretender solventar la catástrofe venezolana desde la “supremacía partidista” que, dicho sea de paso, se encuentra secuestrada por unos pocos, es una concepción mediocre, tergiversadora, furtiva.

Así, hacemos un llamado a la reflexión de los partidos, para que sepan sobreponer el interés país, el interés de los venezolanos, para que resuelvan su compleja existencia interna y grupal bajo el principio de la igualdad y se engranen lo antes posible al país. Se debe comprender que el mayor enemigo del chavismo ha sido la unidad de los venezolanos y la presión que solo ella es capaz de ejercer en todos los ámbitos.

@leandrotango  

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