FacebookXTelegramWhatsAppMessengerPinterestEmailCopy LinkShare

@tomaspaez @vozdeladiasporavene www.tomaspaez.com 

La máxima casa de estudios del país, la UCV, eligió sus autoridades. Tienen ante si varios desafíos y nuevas realidades, una de ellas, la diáspora integrada por más de 8 millones de personas. En la casa que vence las sombras nació, en 2013, el proyecto del Observatorio (ODV) y la Plataforma de la Diáspora Venezolana (PDV).  Su propósito, conocer a profundidad las razones y características sociodemográficas de los migrantes con el objetivo de construir la Plataforma, que permitiera conectar a los venezolanos y sus organizaciones, forjadores de la “Nueva Geografía”.

Dos años más tarde, en 2015, publicamos los resultados, con nuestros agradecimientos a quienes hicieron posible la edición, entre otros el CDCH de la UCV. Un año después, en un acto público en la sede de “El Nacional” (hoy “Okupada”), con la presencia de quien fuera el Vicerrector Académico, nuestro querido y respetado Prof. Nicolás Bianco, se constituyó la iniciativa pionera de articulación de una institución venezolana con su diáspora. “La diáspora de la UCV”.

Coincidió el lanzamiento con la escogencia de una nueva Junta Directiva de la Asociación de Egresados de la UCV. De las reuniones sostenidas con ellos resultaron algunas líneas de trabajo que perdieron fuelle en la misma medida en que crecía el asedio “poliédrico” a la universidad: institucional, legal y financiero.

En el acoso y ataque desmedido a la universidad y la educación, justo es reconocerlo, el gobierno no incurrió en el engaño y mentira marca de la casa, lo dijeron y reiteraron de viva voz, sin fingimiento alguno, sin camuflaje expresaron su propósito: convertir la educación en un sistema de adoctrinamiento e ideologización (A.Isturiz Dixit). En su intento de arrasar con la universidad, bueno es reconocerlo, contaron con aliados ideológicos y facilitadore, y con el apoyo de “organizaciones de lucro sin fines”.

Para imponer su pensamiento único era necesario cercenar la autonomía universitaria y emponzoñar el ambiente educativo. Elaboraron normas, decretos y leyes con ese fin y violaron los convenios de trabajo existentes. Durante un breve lapso, la ley de ciencia y tecnología coló un sistema de oferta y demanda incompatible con el modelo socialista del siglo XXI. Fue sustituida por otra con el objetivo de “crear ciencia con sabor a pueblo”, aunque todavía no se sabe qué quieren decir con ello.

Los efectos letales de esta combinación de odios ha erosionado y maniatado a la Universidad. Se ha reducido el número de estudiantes y profesores, muchos de ellos parte de la diáspora y en el abandono de iniciativas y proyectos. Para mas inri, la enfermedad del Vicerrector y su fallecimiento dejó huérfana la iniciativa. Algo se avanzó con la encuesta a docentes y egresados de la UCV que pertenece a la diáspora. Los resultados avalaban los hallazgos del trabajo y del primer estudio global.

La combinación de odios obligó al repliegue de muchos otros esfuerzos destinados a vencer la  desconfianza y recelo mutuos entre empresa y universidad, a desembarazarse del pesado fardo ideológico y de aquellas iniciativas dirigidas a recolocar a la universidad venezolana en la senda del siglo XXI. El retroceso no fue homogéneo, como lo revelan los resultados de las diferentes consultas electorales de los últimos años. La historia de este ensañamiento da para una “cátedra del odio”.

Le puede interesar.  EE UU extiende por 18 meses el TPS a más de 260.000 migrantes de seis países

La devastación causada a la universidad da una idea de la magnitud del desafío, que habrá que encarar en medio del cambio y la incertidumbre, características de la acción humana. De esta trágica situación será necesario extraer muchos aprendizajes y como el ave fénix renacer, la educación es un agente socializador de democracia y pluralidad y como expresa uno de los fundadores de la Unión Europea, “si pudiera comenzar de nuevo lo haría con la educación”.  Como lo advierte Antonio Escohotado, un país no es rico porque tenga petróleo o diamantes, la riqueza depende del conocimiento. 

Ha transcurrido un cuarto de siglo de devastación sistemática. Ha hecho mella horadando la confianza y ha erosionado y deshecho la cultura democrática y propulsado el éxodo de millones de venezolanos, testimonio humano del fracaso del modelo. Mientras gobierno y tontos útiles propagan el escepticismo, muchos otros, incluidas las organizaciones transnacionales, construyen con entusiasmo un proyecto de realización colectiva.

Las organizaciones se estructuran de distintas maneras, por profesiones de origen, por áreas de interés compartido, especialización, género o política y se conectan estratégicamente para obtener beneficios comunes en redes transnacionales, conformando consorcios de investigación, proyectos de atención y formación, asesoría, supervisión y asistencia técnica. En España, por ejemplo, se ha constituido un núcleo de la Academia de Ingeniería y hábitat parte de la Academia en Venezuela.

Las universidades del país, ULA, UC, LUZ , UCV, incorporan a la diáspora en sus agendas. Algunos de los candidatos en las elecciones de la UCV lo abordaron como uno de los asuntos centrales. Es necesario precisar el aporte que la diáspora puede hacer a la reedificación de la universidad y los mecanismos más adecuados para lograrlo. La diáspora venezolana y las organizaciones transnacionales de las que hace parte confirma que migrar no es ni ausencia ni desapego.

Los migrantes ejercen la “diplomacia pública”, se asocian en grupos de “alumni” a objeto de recabar fondos para las universidades de las que egresaron. En los centros universitarios y de investigación en los que trabajan crean redes de investigadores y proyectos de investigación transnacionales y transdisciplinarios. Promueven alianzas, formas de cooperación y la internacionalización de sus universidades de origen. La “red de educación superior”, integrada por docentes e investigadores, elabora e identifica proyectos y programas internacionales en Alemania, Estados Unidos e Iberoamérica, a fin de promover la participación de ellos de investigadores y centros de investigación de la universidad venezolana.

Le puede interesar.  Oposición venezolana pide a Lula mantener solidaridad con migrantes en Brasil

El capital humano constituye el núcleo del desarrollo del sistema de Investigación-Desarrollo-Innovación (I+D+I), razón más que suficiente para que las universidades promuevan políticas activas para relacionarse con el capital humano de la diáspora, a fin de lograr un trabajo de mayor y mejor impacto. Es ésta la razón de ser de este proyecto.

Las organizaciones de la diáspora y de las universidades del país impulsan la constitución de estos centros cuyo propósito es aprovechar ese inmenso capital humano. En ellas participan docentes, investigadores y estudiantes. Frente a la ausencia oficial de datos de la diáspora se hacen esfuerzos para remediar ese vacío: cuántos son, dónde están, qué hacen.

Mejores estrategias y políticas harán posible superar, integrar y potenciar el carácter parcial y fragmentado de los esfuerzos actuales. La experiencia del Observatorio Venezuela de la Universidad del Rosario en Colombia, ofrece la perspectiva del trabajo que es posible realizar, en el terreno de la POLÍTICA migratoria, en este caso desde el país de acogida.

La inclusión de  quienes han migrado fortalece el sistema de I+D+I. Este es resultado de un proceso continuo e interactivo y  colectivo, en el cual participan los actores de ese sistema (I+D+I), carente de fronteras. Promover y facilitar la incorporación de la universidad, la empresa, investigadores y centros de investigación es una condición necesaria para el desarrollo de la universidad del siglo XXI. Los aportes de la diáspora, como emprendedores, empresarios e investigadores, pueden resultar de mucho impacto. Dominan nuevas lenguas y culturas, novedosas redes empresariales, institucionales y personales de gran importancia para la Investigación, el Desarrollo y la Innovación.

La inclusión y aprovechamiento de más de 8 millones de venezolanos, residenciados en otras latitudes, es una asignatura pendiente en el marco legal venezolano. La Asamblea Nacional electa en 2015 no la incluyó en la Ley de Ciencia y Tecnología y por tanto será necesario suplir ese vacío con políticas que prefiguren los contenidos de ese marco normativo, cuando sea posible.  La nueva realidad no admite viejas respuestas, las requiere novedosas y factibles.

Cuando el país necesitó inmigrantes estableció el marco legal y la institucionalidad necesaria, la realidad actual requiere de un novedoso marco institucional y de una estrategia de gobernanza de su diáspora algunas de cuyas características serán, descentralizada, con participación decisiva del sector privado y de las organizaciones de la sociedad civil.

Estamos en presencia de un cambio de paradigma en lo que respecta a la universidad. Continuará como centro generar de conocimiento responsabilidad compartida con otros actores en el nuevo espacio global. Resulta indispensable trascender las cuatro paredes de la universidad y buscar el conocimiento que generan las empresas, grandes, medianas y pequeñas y la diáspora en la nueva geografía y promover la participación de docentes e investigadores como socios de estos proyectos.

FacebookXTelegramWhatsAppMessengerPinterestEmailCopy LinkShare

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí