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Venezuela es famosa por poseer las reservas de petróleo más grandes del mundo, pero su suelo también tiene otro recurso valioso: oro. El régimen de Nicolás estableció en 2016 una enorme zona de desarrollo minero, llamada el Arco Minero, que se extiende por el centro de Venezuela para diversificar sus ingresos, a pesar de que esta zona era una enorme reserva natural.

Seis años después, proliferan las minas donde se realizan excavaciones para extraer oro, diamantes, cobre y otros minerales.

El Arco Minero del Orinoco está plagado de violencia y envuelto en el secretismo porque muchas minas funcionan casi al límite o fuera de la ley.

Estos lugares ofrecen lucrativos empleos a los venezolanos ordinarios pero enfrentan terribles condiciones.

En una mina subterránea en el estado Bolívar se utiliza dinamita para desprender rocas a unos 80 metros (260 pies) debajo de la superficie y los trabajadores descienden a diario para trabajar duro en medio de un calor sofocante sin equipo de protección.

Los mineros típicamente comienzan su jornada sujetándose con una correa a un cable grueso de acero, del que se sostienen lo mejor que pueden mientras bajan unos 60 metros (200 pies) por un pozo, por el que ingresan en un mundo donde la única luz disponible es la proveniente de las lámparas en su cabeza.

Utilizan pantalones cortos y chancletas o botas de hule y necesitan agacharse bastante para desplazarse 20 metros (60 pies) por una especie de rampa.

Allí recogen piedras, las las arrojan dentro de costales transportados en un carrito, las suben con poleas hasta la superficie y las llevan hasta un molino.

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Uno de los mineros, Alfredo Arriojas, dijo no gustarle la minería, pero lleva más de dos años trabajando en el lugar con la esperanza de hacerse de una casa e invertir el dinero sobrante en algo bueno que le deje un ingreso.

Por ley, alrededor de la mitad del oro extraído debe ingresar en las arcas del Estado, pero las autoridades y los críticos del régimen han denunciado un aumento de la minería ilegal.

Los defensores de los derechos de los trabajadores aseguran que no se respeta la ley laboral y abundan las violaciones a los derechos humanos.

Debido a la violencia entre pandillas rivales muchos mineros se ven obligados a reconsiderar su oficio.

Otra mina cercana en Bolívar produce oro mediante operaciones a cielo abierto en la superficie, donde los trabajadores pasan horas cerca de estanques llenos de mosquitos transmisores de enfermedades como la malaria.

El minero José Rivas, que trabaja a cielo abierto, dijo ya estar harto, que sólo quiere comprarse una casa y trabajar en otra cosa.

Con información de Diario Las Américas

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