FacebookXTelegramWhatsAppMessengerPinterestEmailCopy LinkShare

Sofos de Mileto

Nada fácil tiene la misión un profesor universitario. Le corresponde enseñar, motivar, inspirar, guiar y favorecer incluso el auto aprendizaje en la tan en boga educación virtual. A todo eso debe acompañar el predicar con el ejemplo, es decir, ser un modelo en sus discípulos y en la sociedad de lo que instruye. En muchos casos le corresponde aplicar ese conocimiento para descubrir su alcance, su vigencia, su pertinencia científica, tecnológica y social.

Sin embargo, a pesar de su compromiso con el valor supremo de la formación, parece que vale poco, no solo para la sociedad y para muchos sectores productivos, para los cuales se supone que se dirigen sus alumnos al salir al campo de trabajo, sino incluso, aunque parezca paradójico, en el seno de las mismas universidades.

Tan escasamente se valora su función que el discurso político manipulador, las falsas promesas electorales, el balance de las encuestas, el control ideológico de la libertad de cátedra y el casi nulo apoyo gubernamental toman como muñeco de sus intereses a la educación, y entre sus niveles al universitario, para reducir el significado de su noble propósito al juego de la lucha del poder. Así nunca un país puede avanzar en prosperidad espiritual, cultural y material.

El docente despreciado

¿Dónde está el reconocimiento de un profesor universitario? Depende de la escala económica, social y política que se maneje en un determinado país. Porque en una economía floreciente puede valer mucho más crear empleo, generar productividad y riqueza material, y conducir un sistema abierto de intercambio de bienes y servicios, que priorizar la educación. En un escenario de restricción de libertades o de control férreo por parte de una dictadura, el docente está metido en una cátedra poco menos que criticando, especulando y filosofando, y poco más que conspirando, tratando, según el régimen autocrático, no solo de entender una realidad que se piensa no comprende, sino también favoreciendo la resistencia contra la penetración ideológica. ¿Y la inteligencia y sabiduría? No, es más valiosa la imposición de ideas y pensamiento único que la erudición e ilustración de los papers de revistas científicas.  

Pero no se diga que la culpa de toda esta crítica se la ha ganado extramuros el profesor universitario. Hay muchos de ellos que han fomentado lamentablemente este reparo. El poco esfuerzo, la pereza mental, la indiferencia hacia los retos de nuevos modelos pedagógicos y de esquemas prioritarios de investigación, en fin, el adormecimiento intelectual, no puede excusarlo a la hora de echarle toda la culpa al Estado o al statu quo. Si reflexionamos –esa es la esencia del universitario- de cómo nos desprecian, a pesar de ser los conductores de la ciencia, de la innovación, del descubrimiento, de la incesante dinámica tecnológica, y examinamos cómo va el mundo encaminado en la también indetenible evolución, que las universidades públicas y privadas no pueden ignorar, y aceptamos que como auténticos docentes, como magisters, como doctores, hemos escogido una senda de preparación y capacitación vitalicia, y unimos todos estos factores, es posible que los profesores universitarios puedan reinventarse, recoger el respeto que aún queda en los estudiantes y sentirnos complacidos por los éxitos de ellos al salir a demostrar lo que les hemos inculcado. Porque lo grandioso no es solo inducir sino asimismo transformar, y hacerlo para el bien de la humanidad. Ese es el legado al que nunca podemos renunciar en conferirlo.

Saber con hambre no dura

Lógico, no somos cuerpo glorioso que por darle prioridad a la actividad neuronal y pensadora, debemos renunciar a las satisfacciones básicas y complementarias, en la esfera personal, familiar y comunitaria, a las que tenemos derecho como cualquier ser humano. Porque en este caso y en el entorno de un país donde la enseñanza universitaria está casi que reventada, es aplicable el dicho “saber con hambre no dura”. Pretender instruir con mengua no permite generar una educación de calidad. El docente universitario debe alimentarse muy bien (para que también funcionen las sinapsis), debe vestirse acorde, debe vivir con dignidad bajo un techo, debe atender a su familia, debe adquirir información física y digital actualizada sobre su área de dominio, debe asegurarse que dispondrá de atención en salud, debe equiparse con recursos didácticos y de última tecnología, debe prepararse continuamente en cursos, estudios titulados, postgrados, debe intervenir en foros, conferencias y jornadas, debe trasladarse a centros de investigación.  ¿Está pidiendo mucho? Es lo esencial para mantener su capacidad con alto estándar de excelencia. Solo así puede ser aquel agente transformador en sus educandos.

Le puede interesar.  Empleados públicos venezolanos celebraron su día entre reclamos por mejores salarios y beneficios laborales

Hablemos del salario 

En Estados Unidos el salario de un profesor universitario varía en función de la universidad en la que trabaja, las materias que imparte y el rango académico que posee. El salario también está basado en la cantidad de años que pasa educando, ya que muchos profesores universitarios sólo enseñan durante dos semestres, y luego tienen el verano libre. Pero el blog de historias salariales de PayScale dice que para avanzar como profesor universitario en los ámbitos de investigación, se debe hacer la publicación de trabajos de investigación.

Los rangos académicos en los Estados Unidos se refieren a los títulos, la importancia relativa y el poder de los profesores, investigadores y personal administrativo que se encuentran en la academia. La jerarquía más común es:

Para los profesores regulares (es decir, sin contar los puestos administrativos como cátedras o decanos, ni los puestos considerados “personal” en lugar de profesores), la jerarquía descendente en la mayoría de los casos es: Profesor Distinguido, Dotado o Universitario (Otros títulos de distinción especial varían según la institución); Profesor (es el “Catedrático”, es decir, el destino de la “vía de permanencia”, al agotar todas las promociones distintas de las de especial distinción); Profesor asociado (un miembro de la facultad de nivel medio, generalmente titular);

Profesor asistente (por lo general, nivel de entrada para puestos de “trayectoria permanente” que conducen a profesor asociado); Investigador asociado, conferencista, instructor, profesor visitante (por lo general, puestos que no son titulares, a veces con sus propias jerarquías de clasificación respectivas).

Fuera de la jerarquía regular se encuentran: Profesor adjunto, profesor clínico, profesor de práctica, profesor investigador. Los tres primeros se aplican a personas que tienen actividades externas como la práctica médica, ingeniero profesional, abogado y no trabajan a tiempo completo en una capacidad de investigación. El título de profesor de investigación a veces se otorga a personas que también trabajan, en paralelo, para un instituto de investigación que no está conectado a una universidad o que son profesores de un departamento que solo realiza investigación, generalmente con “fondos blandos” basados ​​en subvenciones.

Por otra parte, asociado a lo anterior, hay que referirse a los centros de formación superior. Solo a título de ejemplo citamos aquí a las universidades de la Ivy League, que está conformada por ocho universidades privadas conocidas por su excelencia y exigencia académica. Todas ellas están en el noreste de Estados Unidos y son las instituciones privadas más importantes y las más cotizadas del país. Tienen un amplio sector estudiantil preparándose para destacados empleos, un grupo de egresados midiendo su éxito con ingresos anuales generosos y un amplio cuerpo académico encaminando valioso talento al mundo laboral. 

De acuerdo con The Chronicle of Higher Education, los académicos de la Ivy son recompensados con salarios altos en comparación de cualquier otra escuela, ya sea privada o pública. Durante 2017, los profesores contribuyeron con la educación del país hasta por 175 mil dólares al año en promedio, pero los catedráticos de la Universidad de Harvard llegaron a medir su rendimiento por mucho más. Estos son los montos de las remuneraciones:

Le puede interesar.  Venezolanos requieren más de 100 salarios mínimos para cubrir la canasta alimentaria familiar

Universidad de Harvard: $226 mil 394 dólares por año. Los más de 21 mil 120 alumnos pagan una matrícula promedio de $50 mil 420 por año.

Universidad de Columbia: $223 mil 427 dólares por año. Tiene una población estudiantil de 30 mil 454 que pagan $59 mil 430 dólares por año.

Universidad de Pensilvania: Los casi 5 mil profesores reciben $217 mil 411 en promedio.

Universidad de Yale: Parte de los 53 mil 430 dólares que cuesta un año en Yale, va destinado al salario anual de $214 mil 575 dólares de todos los profesores.

Universidad de Princeton: El salario promedio de un profesor es de $213 mil 769 dólares por año.

Dartmouth College: Cada profesor recibe un promedio de $188 mil 163 dólares. El costo de estudiar en esta universidad es de $76 mil 623 dólares.

Universidad de Brown: En 2018 tuvieron 1023 empleados, incluido el profesorado que recibió $181 mil 173 dólares en promedio.

Universidad de Cornell: De toda la Ivy League, esta escuela paga $175 mil 682 dólares por año, $80 mil dólares más que el salario promedio nacional de cualquier universidad del país.

También se puede apreciar en la página “Statista”, la estadística que muestra el ranking de las principales universidades en Estados Unidos, ordenadas según el salario de sus egresados que consiguieron trabajo al inicio y a la mitad de su carrera profesional. Los graduados de la universidad de Harvey Mudd College ganaban en 2019 alrededor de 85.500 dólares anuales al inicio, un valor que sitúa a este centro en la primera posición del ranking, y a la mitad 157.400 $. Le siguen el MIT, al inicio 83.600 $ y a la mitad 150.400 $; la United States Naval Academy al inicio 78.600 $ y a la mitad 149.800; Stanford University, al inicio 76.500 y a la mitad 149.800; y California Institute of Technology, al inicio 83.400 $ y a la mitad 143.100 $.

No tenemos porqué subestimarnos

Dirán los amables lectores que los docentes universitarios venezolanos no podemos aspirar a ganar como uno de Harvard, Yale, Stanford, MIT o Princeton. Y no dejan de tener razón, porque indudablemente son instituciones acreditadas, mediante diversos parámetros académicos, como las de mayor prestigio mundial. Pero aquí es donde viene la advertencia de que tenemos la memoria corta. Frecuentemente se presentan casos de egresados de la UCV, USB, UC, UCAB, ULA, LUZ, UDO, UCLA, UNEXPO y UNET que obtienen un logro, un mérito, un premio, un reconocimiento laboral internacional de gran magnitud. No son pocas las veces que instituciones públicas y privadas, empresas, industrias, centros de investigación y de tecnología aplicada, y las propias universidades destacadas de otras naciones, alaban la calidad de preparación, de disciplina, de esfuerzo laboral y de creatividad de los profesionales formados en nuestras universidades públicas y privadas. No en vano también varias de ellas figuran en lugares aceptables del ranking universitario mundial.  ¿Y de donde se pensará que obtuvieron esas cualidades estos competitivos jóvenes que están dando la talla afuera? No fue por infusión del saber por la que llegaron a semejante posición. Fue por el esmero, la experiencia, la habilidad, la experticia, el estudio que le transmitieron sus profesores universitarios venezolanos, muchos de los cuales tuvieron también la ocasión de formarse en renombrados institutos superiores científicos de Estados Unidos y Europa.  Por lo tanto, su remuneración y complementos de beneficios socio laborales deben ir a la par de su suficiencia y responsabilidad. No es aceptable que estemos en la escala más deplorable de ingresos, mostrando los huesos en las aulas y dando lástima en las calles.

No subestimes a tus profesores. Cuando encuentres uno que te inspire e intrigue, podrá ser una de las personas más influyentes de tu vida.

FacebookXTelegramWhatsAppMessengerPinterestEmailCopy LinkShare

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí