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Durante el pasado mes de mayo el régimen venezolano aumentó el salario mínimo a 10 millones de bolívares, equivalentes a tres dólares y medio e insuficientes para comprar un cartón de huevos.

La venezolana Ana Fernández, de 65 años, declaró para el medio Voz de América que “el cartón de 30 huevos vale cuatro dólares. Ni siquiera puedo comprar un huevo diario con lo que gano, es increíble”.

“Para salir y volver a mi casa tengo que gastar un dólar en pagar el autobús, cuando yo lo que gano son tres dólares. ¿Cómo hago?”, replica.

Ana dice que se mantiene gracias a los aportes económicos que envía uno de sus hijos que reside en el exterior. Sin embargo, cada mes se enfrenta a la misma encrucijada: gastar ese dinero en comida o en la lista de medicamentos que le han recetado para la diabetes y la hipertensión.

Su esposo, Calixto Brazón, también gana el salario mínimo. Apenas retiró el pago, compró un kilogramo de picadillo de pollo y un kilogramo de plátanos.

“Estamos sobreviviendo con las ayudas que podamos conseguir, por la caridad. Tenemos que estar haciendo un trabajito por aquí o por allá”, relata.

El presidente, Nicolás Maduro, atribuye la destrucción del poder de compra del salario mínimo a las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos y la Unión Europea.

Sin embargo, el economista, Asdrúbal Oliveros, explica que la causante de esta debacle es la hiperinflación, que asfixia la economía venezolana desde noviembre de 2017. Es la tercera más larga de la historia después de la de Nicaragua y la de Grecia, revelan datos del Fondo Monetario Internacional.  Tan solo en 2020, el costo de la vida en la nación petrolera subió 3.713 %, según la Asamblea Nacional.

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Oliveros, director de la firma Ecoanalítica, expone que si bien en la empresa privada el sueldo promedio está entre los 70 a 100 dólares por mes, en la administración pública la mayoría de los empleados cobran el salario mínimo.

“Mucha gente está en la nómina y tiene otra fuente de empleo, por eso es que el tema de referencia del salario mínimo es complejo, porque cada vez es mayor el número de venezolanos que no está atado a éste, aunque ese sea su sueldo, pues empieza a generar fuentes alternativas de ingresos”, explica Oliveros, director de la firma consultora Ecoanalítica.

De acuerdo con un estudio elaborado por la encuestadora  More Consulting – a finales de 2019- un 70 por ciento de los venezolanos trabajan horas extra o ejercen un trabajo adicional para poder cubrir sus necesidades básicas.

La firma Ecoanalítica calcula que para garantizar el acceso a alimentos, pagar servicios públicos, educación y recreación, una familia de cuatro miembros necesita ganar 700 dólares por mes. Una cifra que difícilmente puede reunir una minoría de la población.

Con información de Voz de América

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