Hojas de Bijao

Por Jonathan Maldonado

La tradición navideña sigue enraizada en la mayoría de los hogares de la frontera, pese a la debacle económica que vive Venezuela. Las familias, para evitar que la hallaca desparezca de la cena central, hacen malabares con el propósito de que el dinero rinda, y así comprar los ingredientes que lleva el típico y delicioso plato.

Los garbanzos son esenciales al momento de querer preparar una hallaca “gocha”, es su elemento característico. Algunos la envuelven con hojas de bijao; otros, prefieren las de plátano. Ante la escasez de gas, gran parte improvisará cocinas a leña para darles las horas de cocción que ameritan.

El pollo, la carne y el cerdo continuarán como ingredientes principales del exquisito plato. Así lo dejaron por sentado los ciudadanos encuestados en San Antonio del Táchira. Algunos, por el costo en pesos, disminuirán el tamaño que le agregarán a cada hallaca.  En su mayoría, los productos son adquiridos en moneda colombiana, la cual impera en San Antonio y Ureña.

Las hojas, por ejemplo, se encuentran en 1.000 pesos por paquete. La carne de res puede hallarse en 7.000 pesos el kilo. La pechuga varía entre 7.000 a 8.000 pesos, mientras el cerdo sobrepasa los 13.000.  A esto, hay que agregarle el costo de la harina, pabilo, aceitunas, uvas pasas, alcaparras, bija, vegetales y hortalizas.

Y es que la mayoría de establecimientos comerciales que operan aún en la frontera, ofrecen sus productos en pesos.  El bolívar, por su perenne devaluación, es visto como la última opción al momento de cobrar. Incluso, son muy pocos los locales que manejan puntos. “Están dañados”, es la frase más recurrente.

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“Todos colaboramos”

Alicia Omaña, de 58 años, habitante de Peracal, tiene previsto preparar 200 hallacas. “Participamos cuatro familias y entre todos dividimos los gastos”,  precisó la dama mientras dejaba claro que el pernil ya lo tenía, lo recibió del gobierno.

“Nuestras hallacas, como la mayoría, llevan las tres carnes, los garbanzos, los condimentos, las aceitunas, las uvas pasas y las alcaparras”,  detalló al tiempo que remarcó: “así nos enseñó mi madre, quien, gracias a Dios, aún vive; tiene 95 años”.

Alicia Omaña, habitante de San Antonio

“Esa cantidad alcanza para el 31. Una vez realizadas, las repartimos entre las cuatro familias que participamos. Además, siempre se pegan otros parientes (ríe)”, detalló quien asegura que su progenitora les enseñó la importancia de compartir y de ser solidarios.

En el caso de Esperanza Arias, de 48 años, y residente del barrio Miranda, tiene estimado preparar 60 hallacas. “Antes hacía más, pero la situación económica no nos permite ahorita pensar en grandes cantidades”, aclaró para luego indicar que aún no ha logrado comprar todos los ingredientes.

Esperanza Arias, habitante de San Antonio

Arias debe correr con los gastos en su totalidad, pues en su casa es la única que trabaja. Anteriormente, su hijo, de 19 años, le ayudaba con los gastos, pero lleva varios meses sin trabajo. “Es fuerte, sobre todo en estos tiempos”, lamentó.

“El mismo 24 las preparo”

A Carmen Barrera, de 49 años, la suele agarrar la Noche Buena preparando las hallacas. “Nos las comemos fresquitas”, subrayó con una sonrisa que revelaba la emoción que conlleva esta tradición. “En mi casa somos ocho personas, todos colaboramos al momento de adquirir los ingredientes”.

Carmen Barrera, habitante de San Antonio

De acuerdo con sus estimaciones, al menos 100 hallacas realizará, junto a sus allegados, el 24. “Yo las preparo ese día, me gusta”, enfatizó mientras señalaba que la mejor manera de cocinarlas es a leña, le da mejor sabor. En la actualidad, con la escasez de gas, suele ser casi que un punto obligatorio, ya que “necesitan muchas horas de cocción”.

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