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Leandro Rodríguez Linárez @leandrotango

Muchos se preguntan cómo va existir una dictadura en Venezuela sí, por ejemplo, podemos escribir este artículo de opinión y usted puede leerlo a través de algún medio de comunicación o red social pues en dictadura eso sería imposible, a menos que solo nos dedicáramos a elogiar al régimen… nos explicamos:

Efectivamente, podemos escribir este tipo de artículos y usted puede leerlo, pero la pregunta es ¿Por dónde y por cuántos medios? En Venezuela solo circulan medios impresos aliados al régimen, lo propio ocurre con la radio y televisión, solo subsisten las emisoras que han tenido que autocensurarse, pues sí se les ocurre criticar, denunciar o simplemente reflejar lo que en realidad ocurre en el país Conatel inmediatamente las cierra. Quienes aún se atreven reflejar la realidad lo hacen vía digital y padecen bloqueos e infinidad de restricciones en el espacio radioeléctrico del país, así, no podemos hablar de libertad de prensa, información u opinión, pues están supeditadas a los intereses de la élite que gobierna, así de sencillo.

En realidad ¿El voto sirve para algo? La respuesta es un contundente ¡Para nada! cuando en 2001 se solicitaba un referéndum consultivo, el chavismo se encargó de evadir el voto, desde entonces, no importa cuántos ni cuales sean los procesos electorales, todo lo opuesto al chavismo pierde incluso ganando, pues las instituciones psuvizadas les restan competencias, recursos, imponen un poder paralelo, destituyen a los titulares, los inhabilitan o apresan. En más de dos décadas el chavismo nunca ha perdido una instancia, las ha retenido a cualquier precio, es decir, en esta Venezuela Socialista el voto es inútil, ficticio, se ha convertido en parte del problema y sin poder de voto la democracia sencillamente ¡No existe!

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¿Podemos los venezolanos protestar? Pues no, a pesar existen más motivos que en cualquier época de nuestra historia, no podemos ejercer nuestro constitucional derecho a la protesta, inmediatamente se apersonan los organismos represivos del Estado, formales e informales, a imponer terror con sus acciones antónimas a los derechos humanos.

¡Ni nuestros alimentos podemos escoger! No solo porque la crisis económica lo impide a al menos 80% de la población, sino porque la política del Estado es imponer lo que comamos a través de los Clap, además porque el sector privado fue premeditadamente empujado a la quiebra para imponer los lucrativos negocios de las importaciones y de un supuesto nuevo (y opaco) tejido empresarial hermanado a los jerarcas del régimen.

Tampoco tenemos acceso a nuestra identidad, tramitar una cédula o pasaporte es toda una odisea donde la corrupción campea. No podemos disfrutar del sistema público de salud ni educativo, los cuales antes de la llegada del chavismo era gratuitos y de calidad, con problemas por supuesto, pero perfectibles… hoy son escombros. La salud en el país es un privilegio de élites.

Podemos seguir considerando las trágicas realidades de Venezuela, pero nosotros y el mundo estamos al tanto. Muchas veces creemos en nuestra nación aún existe democracia porque quedan vestigios de la que antes teníamos, hoy no existe. Ojalá no nos pase lo que describió Martin Niemöller en su afamado poema “Luego vinieron por mi”, dónde por creer que las arbitrariedades del régimen que afectan a otros no nos pueden ocurrir a nosotros, y cuando nos ocurran ya no quede nadie para protestar, exigir, luchar.  

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