
En su último informe, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) alertó que la pandemia de covid-19 podría dar paso al aumento de insuficiencias alimentarias y desnutrición en lo que resta del 2020; afectando entre 83 y 132 millones de personas.
Las estimaciones van de 4,9 a 10 puntos porcentuales en la caída en el Producto Interno Bruto Mundial. La recuperación esperada en 2021 reduciría el número de personas desnutridas, pero la cifra seguiría por encima de lo proyectado en un escenario sin la pandemia.
Según la FAO hay varias formas en que la pandemia puede afectar los sistemas alimentarios. La contención del COVID-19 ya está generando conmociones tanto en la oferta como en la demanda de los sistemas en todo el mundo.
Oferta y demanda afectados por la pandemia
Por el lado de la oferta, el COVID-19 en sí mismo no necesariamente genera escasez de alimentos. Pese a la pandemia, la FAO espera que la producción de los principales cultivos alimentarios —trigo, arroz, maíz y soja— permanezca por encima del promedio histórico en 2020.
Aun así, las restricciones impuestas por el coronavirus han creado interrupciones a lo largo de la cadena de suministro de alimentos. Las medidas de contención están limitando la movilidad laboral en áreas que dependen de la mano de obra estacional o migrante y dificultan el acceso a los mercados y el transporte de alimentos dentro y a través de los países.
Respecto a la demanda, se espera que las restricciones masivas a la movilidad en todo el mundo obstaculicen la capacidad de las personas para acceder a los alimentos, lo que deriva en graves recesiones económicas.
Esto dificultará el pago de alimentos, especialmente para los grupos pobres y vulnerables. Los países de ingresos bajos y medianos probablemente serán los más afectados, ya que no cuentan con los mecanismos y fondos de contingencia para estimular sus economías y proteger a los más vulnerables.
En consecuencia, es probable que una crisis económica mundial —inducida por la pandemia— genere nuevos focos de inseguridad alimentaria incluso en países que no requerían intervenciones previamente.
Prensa Frontera Viva