Los primeros albergues para venezolanos deportados por Estados Unidos abrieron este miércoles en Tijuana, en la frontera de México con el estado de California, después del anuncio de Washington sobre la expulsión inmediata de migrantes de Venezuela que lleguen por tierra.

Un grupo de diez personas, conformado por tres familias con niños y adolescentes, fueron las primeras en refugiarse en la Unidad Deportiva Reforma, acondicionada por autoridades municipales y del estado mexicano de Baja California y ubicada a unos 15 kilómetros del puerto fronterizo de San Ysidro.

Enrique Lucero, director de Atención al Migrante de Tijuana, dijo a Efe que el principal desafío que afronta la ciudad con la llegada y retorno de migrantes es el alojamiento, “el poder brindarles un techo y que no duerman en la calle”.

Venezolanos llegan a Tijuana en circunstancias adversas

Por ello, las autoridades acondicionaron con todos los servicios y atención esa unidad deportiva, que tiene capacidad para alojar a 300 personas y servicios de atención médica y psicológica disponibles hasta el 1 de diciembre.

“Los apoyaremos mientras determinan su situación. Ya sea que decidan retornar a su país, incorporarse a la vida laboral en Tijuana o continuar con el proceso de asilo a Estados Unidos”, dijo el funcionario.

Manifestó que venezolanos llegan a Tijuana en circunstancias adversas y en mal estado emocional por la travesía desde su país hasta esta frontera, además de que en centros de detención no se les informa adónde los llevan y por dónde los están retornando.

La incertidumbre ha aumentado desde que Estados Unidos anunció en octubre que otorgaría más de 20.000 visas humanitarias para venezolanos que lleguen por aire y tengan un patrocinador. Pero, a la par, expulsará de inmediato a quienes crucen la frontera terrestre.

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Jesús Bonillo, migrante venezolano alojado en el albergue, compartió a Efe que está en la ciudad con su esposa y sus dos hijos, a quienes los retornaron el martes en la noche después de que el domingo se entregaran a las autoridades migratorias estadounidenses por la frontera de Ciudad Juárez.

“Por ahora estamos aquí y mi familia se siente bien, tenemos donde dormir, donde bañarnos y estamos positivos. Con la frente en alto y con ganas de seguir luchando y lograr nuestro objetivo”, expresó.

Información de EFE

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