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Humberto González Briceño @humbertotweets

Quienes nos oponemos a la participación en los fraudes electorales del chavismo tenemos muy claro que mientras sea el Estado chavista quien organice y controle las elecciones a  través de su tinglado de poderes públicos el voto como como arma para el cambio político es totalmente inviable  y fútil. Predicar lo contrario es apostarle a engaño y hacerle el juego al régimen chavista que necesita mostrar ante el mundo que en Venezuela se hacen elecciones con fallas, pero se hacen, y ya eso es suficiente para cumplir con las mínimas formalidades democráticas.

Pero hay que examinar los argumentos de quienes abogan por el voto dentro del régimen chavista como fórmula para derrotar al propio régimen. Es preciso tratar de entender al menos los presupuestos teóricos en los que se apoyan quienes en nuestra opinión defienden una tesis equivocada.

Para esto nos fuimos a revisar el discurso político de quienes hasta ahora han anunciado su intención de participar en las primarias de la oposición (que nosotros caracterizamos como falsa por razones que ya hemos expuesto en artículos anteriores). Aquí no vamos a entrar al detalle de lo que ofrece cada candidato, cosa que haremos en el futuro, porque todos sin excepción parten de premisas comunes con pequeñas diferencias de estilo retórico.

Los candidatos a las primarias se presentan como la opción frente al chavismo simplemente porque no son chavistas. Pero de ahí en adelante lo que comienza es una carrera desenfrenada por competir con el chavismo en el terreno de la demagogia y el populismo para convencer que ellos, a diferencia de los chavistas, si pueden dar más dádivas llámese estas bonos, becas, barriles de petróleo, etc. Otros con una prosa más poética ofrecen rescatar las ilusiones y las esperanzas, quizás olvidando que de eso precisamente ha estado plagado el discurso político de esa oposición en las últimas dos décadas.

En el discurso de los candidatos a las primarias no pudimos encontrar razones que animen a sus propias bases a votar, por el contrario creemos que el abuso de los lugares comunes y las frases cliché están provocando precisamente el efecto opuesto y se muestra en el desinterés de la ciudadanía en general por involucrarse en las primarias o en la elección general.

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Sin embargo, en esa búsqueda de argumentos para ir a votar llegó a nuestro teléfono un video del profesor y politólogo John Magdaleno quien a nombre de EstadoLab presenta un argumento en forma clara para justificar la tesis del voto. Este es el documento que usaremos para este análisis ante la pobreza del discurso de quienes desde la llamada oposición han sido incapaces de responder cabalmente a la pregunta ¿Hay razones para votar en Venezuela?

El video reivindica la racionalidad del argumento en favor del voto porque según una publicación científica reconocida “A través de elecciones se precipitó la caída de 59 regímenes autoritarios” y de acuerdo a una investigación dirigida por el profesor Magdaleno “Las elecciones fueron el contexto en el que se produjo la transición a la democracia en 44 casos”.

Por supuesto habría que examinar las particularidades de esos procesos para esclarecer si las elecciones en cada uno de casos fueron más bien la formalización de un evento político incluso más profundo y determinante como podría haber sido el reacomodo y reajuste de factores de poder dentro del régimen político que para sobrevivir buscan una transición. Así el voto bien pudo haber sido la legitimación de un cambio que ya se había operado de antemano en la estructura de poder en la cual, en nuestra opinión, el factor militar siempre tendrá un peso decisivo.

Pero frente a este argumento, que reduce su racionalidad a una cuenta estadística (59 regímenes de caen y 44 transiciones atribuidas a las elecciones), nosotros oponemos otro que se apoya en la evidencia histórica en Venezuela. Desde 1999 en Venezuela se  ha votado en tantas elecciones que creo ya hemos perdido la cuenta. Entre elecciones  presidenciales, regionales, municipales, legislativas y referéndums constituyentes se nos han ido dos décadas. Cada una de esas elecciones han sido controladas rigurosamente por un CNE chavista siempre haciendo pequeñas concesiones a la falsa oposición pero suficientes para mostrar un resultado electoral creíble y presentable.

Al ceder gobernadores, alcaldes, y diputados el chavismo logra la complacencia de la falsa oposición que siempre acepta los resultados bajo protesta y a regañadientes sobre todo para proteger su imagen frente a sus propias huestes. Pero nunca esos resultados han sido suficientes para tocar la estructura fundamental de poder que gira en torno al cargo de Presidente de la República.

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Si el argumento estadístico del profesor Magdaleno tuviese algún pequeño fulcro de realidad entonces en Venezuela hemos debido tener al menos 10 transiciones a la democracia desde 1999, si no más, porque elecciones es lo que han sobrado. Pero no ha sido así. Hemos tenido demasiadas elecciones y ninguna de ellas condujo a ninguna transición democrática como en los ejemplos que refiere el profesor Magdaleno en su video.

Podemos adelantar una primera conclusión. No es cierto que unas elecciones por sí solas lleven a una transición política. En algunos casos será así, en otros no. Eso dependerá de las particularidades históricas y políticas de cada país.

Lo que definitivamente no se puede hacer es simplificar la presunta solución reduciéndola a copiar una fórmula que ha funcionado en otros países por razones distintas y ponerla sobre el rocoso, áspero y abrupto mapa de la realidad venezolana. Los propios voceros de la falsa oposición justificaron esta última ronda de negociaciones con el régimen chavista ante la necesidad de lograr condiciones y garantías electorales. Esas condiciones y garantías nunca se lograron y aun así todos los candidatos de la falsa oposición, sin excepción, están embarcados en una frenética campaña electoral para unas elecciones que saben no podrán ganar porque sencillamente el resultado ya está prefigurado.

La pregunta que tienen que hacerse aquellos que de buena fe aún creen en el voto como forma para salir del chavismo es ¿Han cambiado las condiciones materiales objetivas en las cuáles se realizan las elecciones en Venezuela? Y la pregunta más simple de todas ¿Hay o no hay condiciones y garantías para que una decisión adversa al régimen siquiera se exprese y de ser así que este resultado sea respetado?

Si la respuesta es que hay que intentarlo porque lo peor es no hacer nada, entonces estamos aquí frente a un acto consciente de ingenuidad política frente a un régimen cuyos voceros, por cierto, han repetido que solo saldrán a tiros. Votar en estas condiciones no es más que un iluso acto de voluntarismo que no conducirá a nada, como bien se ha demostrado una y otra vez desde 1999.

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