
Andrea Betancur, de 40 años, compró este jueves cinco lavaplatos a una vendedora informal, cuyo puesto se hallaba cerca del puente internacional Simón Bolívar, lado colombiano. Al ver que los precios eran prácticamente iguales a los que se consiguen en los supermercados, procedió a adquirirlos.
“Lo hice por ayudarla”, aseguró, indignada frente a lo que vio luego de revisarlos uno por uno. “Parecían plastilina y, aunque hacen espuma, no dan el mismo resultado”, indicó mientras mostraba un empaque original, en el que se nota la diferencia en cuanto a textura, color y olor del jabón.
Betancur presume que a este tipo de jabón lo están mezclando con cal, permitiéndole a los vendedores informales llenar otros envases, para ofrecerlos como si se tratara del artículo original.
“Yo le dije a mi mamá: `vamos a comprarle varios a la señora`, pues me parecía que casi no le ganaba, si comparamos el precio con el de los supermercados”, destacó la dama. La sorpresa se la llevó cuando arribó a su casa, en la Villa Heroica, y notó las diferencias.
Tras esta experiencia, dijo haber aprendido. “No vuelvo a comprar productos de la calle. Así deba hacer cola, lo busco en un supermercado donde no le agregan otras sustancias para hacerlos rendir”, subrayó.
Jonathan Maldonado, corresponsal de Fronteraviva