Aunque las imágenes que vemos hoy en día de Venezuela son de un país invadido por una crisis que lo ha sumergido en pobreza e hiperinflación, no hace mucho, entre los años 1950 y 1980 los venezolanos disfrutaban de cierta estabilidad económica, social y política.
Por aquellos años, el país era llamado “La millonaria de América” o “La Venezuela Saudita”, caracterizada por hoteles de primera, altos edificios y largas carreteras que modernizaban el paisaje del paraíso tropical.
Èramos ricos y no lo sabíamos
Desde 1958, cuando cayó el régimen militar de Marcos Pérez Jiménez, Venezuela vivió las tres mejores décadas de su historia. Según la consultora especializada en políticas públicas, desarrollo de información gerencial, investigación sectorial y soluciones estratégicas en economía y política. (ODH) entre 1959 y 1983 la tasa de desempleo se mantuvo estable alrededor de un 10% y los precios no aumentaron como ocurrió en otros países latinoamericanos -Chile, Argentina, Perú, México, por ejemplo- azotados por la inflación.

La estabilidad de la moneda local -el Bolívar- puso de moda la famosa frase “está barato, dame dos”, pues esta misma solidez monetaria le permitía a los venezolanos viajar fuera del país, mayormente con destino a Estados Unidos y gozar con ello, las últimas tendencia del consumo, ya que en los 60 y 80`s el poder adquisitivo de los venezolanos estuvo muy por encima del resto de los países latinoamericanos.
Auge arquitectónico
Aunque el gobierno de Pérez Jiménez estuvo enmarcado por detenciones arbitrarias y violaciones de los Derechos Humanos, hay que reconocer la visión que tuvo en pro del crecimiento arquitectónico del país.
Durante su gestión, fueron construidas carreteras que para ese entonces eran únicas en la región; como la conocida Autopista Caracas-La Guaira, en 1953, que conecta a la capital del país con la costa del Caribe.
Entre otras obras, también destaca la construcción de La Torres del Silencio, que en su momento eran las más altas de América Latina; el Hotel Humboldt, construido en 1956 en la punta del Ávila; e incluso El Helicoide, la joya arquitectónica mundial que hoy funge como un recinto oscuro de torturas e impunidad por el actual régimen.

Herencia entre Gobiernos
Los subsiguientes gobiernos democráticos heredaron dicha infraestructura y lograron prolongar una estabilidad política, económica y buenas relaciones entre el poder civil y militar.
Fueron tiempos en los que Venezuela estuvo cerca de liberarse de la dependencia de los precios internacionales del petróleo y fue cuando en 1963 se construyó la hidroeléctrica del Guri y la Siderúrgica del Orinoco (SIDOR) en 1964, dos obras de primera categoría mundial.


El crudo se puso a valer
El embargo de países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) dispararon los precios del crudo en el mismo momento en que el presidente Carlos Àndres Pèrez (CAP) nacionalizó la industria de los hidrocarburos.
El mandato de CAP fue el remate de tres gobiernos exitosos, logró combinar las buenas relaciones con las industrias de Estados Unidos para el aumento en subsidios a la cesta básica, la masificación de la educación y la creación del famoso Plan Gran Mariscal de Ayacucho, con el que buscaban a los “cerebros del futuro japonés”.
Obras como los edificios de Parque Central; el Teatro Teresa Carreño (el segundo centro cultural más grande de la región) y la fundación de editoriales,centros artísticos y museos fueron sello de la prosperidad que vivió Venezuela en aquellos tiempos. (Astrid Anselmi).

Buenos días Astrid felicitaciones por este gran y educativo articulo, es bueno leer y refrescar lo hermoso que tiene nuestro país Venezuela, si Lcda. eramos ricos y no lo sabíamos, ahora somos uno de los países pobres del mundo y si no se da un stock cada día estaremos peor y perderemos todo lo logrado, que tristeza ver como cada día todo lo destrozan.
Pero hay que orar y pedir a nuestro señor Jesús que nos ilumine y ayude a lograr recuperar nuestro país. Sigue adelante…………Dios te bendiga.