En este Día Internacional de la Mujer celebramos a Yerliane Moreno por su resiliencia, pues su historia de vida es un ejemplo de sacrificio y podría inspirar a quienes estén afrontando dificultades.

En un discreto pueblo del estado Apure se gestó la carrera de una niña de siete años que solo quería divertirse jugando con un balón, pero en cuanto ella y su familia se percataron de su potencial, el pasatiempo se transformó en una pasión. Su nombre es Yerliane Moreno y, tras 14 años de trabajo, ahora vive en España y juega en una de las ligas profesionales más importantes del fútbol femenino a nivel mundial.
Yerliane nació el 13 de octubre del año 2000 en una familia de bajos recursos económicos, circunstancia que le ha representado problemas en su vida. Tras descubrir su talento en el deporte más popular del mundo, su padre la impulsó a perseguir el sueño de convertirse en una futbolista destacada, de está forma saldría adelante.
Pasó poco tiempo para que la gente a su alrededor notara el prometedor futuro que tenía Yerliane en el fútbol profesional, el cual inició cuando la llamaron a su primer módulo juvenil de la Selección Venezuela, plantel con el que ha ido a múltiples torneos internacionales desde los 13 años de edad. Aunque no ha sido fácil, la oriunda de Guasdualito ha trabajado con mucha disciplina para ganarse su lugar en La Vinotinto, posición que ratificó en el año 2018, cuando se convirtió en titular de la Selección Absoluta.
Ya en medio de la pandemia por covid-19, la vida de Yerliane se estremeció cuando recibió una oferta para jugar con un equipo europeo. “La pantera es azul y blanca”, escribió el UDG Tenerife de España para anunciar el fichaje de la venezolana en su plantel, haciendo referencia al alias deportivo de la futbolista y a los colores de su nuevo club. Antes de cruzar el charco, también jugó con el Zamora FC, el Deportivo Táchira, Flor de Patria y el Cúcuta Deportivo, este último en Colombia.
¿Qué sería la vida sin adversidades? En su adolescencia Yerliane afrontó situaciones que quizás ninguna de sus pares ha atravesado. En el año 2015 su casa quedó tapada por el agua en una inundación que afectó a más de 30 mil personas, situación que la llevó a dormir en un galpón junto a su familia. Lo que ya era una tragedia, se complicó cuando descubrieron que tenía una infección en los pulmones que casi le impide ir al Campeonato Sudamericano Femenino Sub-17 en el año 2016.
Finalmente logró participar en el torneo que supuso un antes y un después en la vida de todo el plantel venezolano que resultó campeón al derrotar por un tanto a la selección de Brasil. La pantera anotó 4 goles en la cita que le dio a la selección el pase al Mundial de Jordania disputado ese mismo año.
En el campeonato mundial, La Vinotinto quedó en un cuarto lugar histórico para el fútbol nacional. Todo el país se unió para apoyar a aquellas jovencitas que con mucho trabajo y pasión lograron enaltecer el valor del deporte venezolano.
Han sido los torneos más determinantes en la carrera de Yerliane, pues le abrieron un abanico de oportunidades en el país.
La vida a veces recompensa enormemente a quien con perseverancia y disciplina trabaja en sus objetivos, tal es el caso de Yerliane, quien piensa en todo lo que ha pasado para inspirarse a sí misma. Nunca hay que rendirse, se repite siempre.
Quienes la conocen saben que la venezolana siempre mantiene una actitud positiva, pues ha aprendido a darle la vuelta a las cosas malas que le han pasado. También es muy creyente en la palabra de Dios y lo exterioriza a través de la oración, lo que le ha funcionado para superar sus momentos más oscuros.
Aunque llegar a Europa supuso un sueño cumplido, el proceso no ha sido fácil.
“Mis primeros meses en España han sido muy difíciles por la adaptación, estar lejos. He tenido muchos momentos de frustración, de tristeza, pero ya estoy saliendo de eso, ahora me siento una persona diferente. Ya me estoy adaptando al estilo de vida acá, al estilo de juego. Creo que estoy haciendo un gran trabajo, aunque no he podido marcar un gol, sé que ya llegará en su momento. Lo importante es que el equipo está ganando y estoy aportando mi grano de arena esforzándome en la cancha y con mis asistencias. Estoy muy bien en este momento”.




Desde que inició su carrera profesional ha dispuesto su dinero para ayudar a sus familiares, la principal motivación en todo lo que hace. Siempre ha querido lo mejor para ellos, se nota en la forma en cómo lo dice. No ha sido la hija perfecta, pero espera poder estar presente en todo momento.
Se siente cobijada por la fanaticada venezolana que siempre está pendiente de su trabajo, pero sobre todo de aquellos que la han apoyado desde el principio en todos sus logros y fracasos. Con la experiencia ha aprendido a celebrar también los malos momentos, pues a partir de allí se ha convertido en una persona más madura y resistente.
Por ahora espera poder marcar el primer gol con su club actual y anhela competir en la Champions League, el campeonato más grande de Europa. Aunque es extrovertida, su profesionalismo se nota cuando habla de fútbol y destila madurez al contar la historia de su vida. Afrontar lo que ha pasado y estar de pie cumpliendo su sueño la hacen una mujer virtuosa y admirable.
“Siempre he dado el consejo que para jugar el fútbol tienes que tener disciplina, hacer mucho sacrificio, esforzarte, no rendirte nunca, creer en ti mismo y no dejar de confiar en Dios porque sin la voluntad de él las cosas no pasan. Así no tengas tacos o vengas de lo muy bajo y te falte el dinero, debes luchar”.
No va a existir otra Yerliane Moreno, pero su influencia marcará a las nuevas generaciones de futbolistas venezolanas.