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Era 1992 y Venezuela participaba en el V Foro Económico Mundial. Su representante, el presidente en funciones para ese momento Carlos Andrés Pérez acudía al evento para reivindicar la democracia venezolana, la más próspera de América Latina, presentando una economía que avanzaba a ritmo de 10% anual.

En esa oportunidad viajaron a Davos, banqueros y empresarios. Venezuela estaba en el centro del mundo. Como ahora. Pero por otras razones. Era un país con todo el futuro por delante. Pero la realidad fue bien diferente.

Al poco de regresar Carlos Andrés Pérez a Caracas, un 4 de febrero sufrió un golpe de Estado liderado por Hugo Chávez. Aquello fue el germen del chavismo. El inicio de la tragedia.

Juan Guaidó es el presidente de la Asamblea Nacional y presidente encargado de Venezuela, reconocido por más de 50 países. Es el dirigente de mayor jerarquía que interviene en el Foro Mundial de Davos después de aquel encuentro prodigioso que se convirtió luego en el fatídico 4 de febrero de 1992.

Antes que Guaidó, Carlos Andrés Pérez, líder de talla mundial había colocado a Venezuela en el foco global. Por ello Pérez estaba en Davos. Y en buena medida, Guaidó estuvo en Davos por las consecuencias de ese febrero de 1992.

En esta oportunidad el jefe del gobierno provisional venezolano, presentó cifras que poco tenían que ver con las de hace 28 años. El panorama en esta oportunidad era gris con la tasa de migración más grande de la historia, no solo para Venezuela, sino para Latinoamérica entera con más de 5.5 millones de personas huyendo del país. Una dramática caída del Producto Interno Bruto de más del 60%, La hiperinflación se ha disparado 10.000.000%. En el país hay un millón de niños huérfanos. El salario mínimo no llega a 3,5 dólares al mes. Un tercio de la producción petrolera murió.

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Es una historia que no acaba. Un empresario le dijo a otros en diciembre en Madrid: “Si yo hubiera sabido que el chavismo iba a durar tanto me meto a chavista desde el principio”. Todos le rieron la gracia. Y sin embargo, miraron hacia atrás. Hacia aquellos tiempos. Más allá de dos décadas.

Porque hubo ese tiempo en que la estrella era Venezuela. El exministro de Cordiplan, Miguel Rodríguez, radicado por cierto en Ginebra, Suiza, recuerda que la crisis de balanza de pagos estaba resuelta. Que ya se había suspendido el programa con el FMI, el que hizo posible una de las reestructuraciones económicas más impresionantes de la historia reciente. Se había privatizado la CANTV en 1991.

La Bolsa de Caracas batía récord. Los niveles de confianza eran elevados. Y Carlos Andrés Pérez era el líder político más importante de América Latina. Pérez destacaba a pesar de que en la cita mundial había otro invitado de lujo, Nelson Mandela, que luchaba por el cambio en Sudáfrica.

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