Las protestas masivas que están ocurriendo en Cuba podrían generar algún impacto en países como Venezuela y Nicaragua.
De acuerdo a expertos consultados por la Voz de América, en Venezuela estas protestas son interpretadas como un “desafío” sin precedentes que está generando “empatía” en buena parte de la población del país suramericano.
Los cubanos reclaman al gobierno desde “libertad” hasta “vacunas”. El desabastecimiento, la crisis sanitaria generada por la pandemia, los precios elevados de los alimentos y las frecuentes fallas eléctricas son algunas de las causas que llevaron a los cubanos a las calles el domingo.
Así que la situación de Cuba no ha dejado indiferente a Venezuela.
Nicolás Maduro, uno de los colaboradores políticos y energéticos más cercanos del poder ejecutivo que lidera Miguel Díaz-Canel, comparó el lunes lo vivido por el pueblo isleño con lo experimentado por el venezolano debido a la “asfixia” de sanciones estadounidenses y expresó su apoyo a su par cubano.
“Si de verdad los Estados Unidos quieren paliar (el padecer) al pueblo de Cuba, que levanten todas las sanciones. Cuba saldrá adelante”, dijo en un acto oficial.
Juan Guaidó, líder opositor a quien 50 gobiernos del mundo reconocen como presidente interino de Venezuela, expresó su respaldo al movimiento prodemocrático de Cuba.
“El deseo de libertad y la exigencia de derechos fundamentales son fuerzas incontenibles. Nos une la lucha por vernos libres y democráticos”, escribió en Twitter el joven dirigente político.
Las protestas son inéditas por tratarse de un “desafío directo a las autoridades” del gobierno cubano, y por incluir gritos de “libertad” y contra la “dictadura”, consignas comunes en países como Venezuela, pero inusuales en la isla, advierte el experto en derecho y relaciones internacionales, Emilio Figueredo.
Los reclamos sociales “surgieron como un hongo” en Cuba, asegura, y también resultaron inesperados para la comunidad internacional y el gobierno local.
“Había habido movimientos (disidentes), como las Damas de Blanco o el Grupo San Isidro (que promueve la libertad de expresión), pero no este desafío directo a las autoridades”, remarcó Figueredo en conversación con la Voz de América.
“Empatía” de vecinos y de causa
Las protestas en Cuba pueden generar “empatía” en buena parte de pueblos latinoamericanos como el venezolano, valora Luis Angarita, especialista en relaciones internacionales y docente de la Universidad Central de Venezuela.
Múltiples ciudades del país suramericano fueron epicentros de protestas multitudinarias contra la administración de Maduro en 2014, 2017 y 2019, pero las exigencias de cambios políticos no arrojaron resultados tangibles en medio de olas oficiales de arrestos y represión contra miles de manifestantes.
“La sociedad venezolana las ve (las protestas en Cuba) con cierta emoción y regocijo, una vez que se identifica con sociedades que tienden a ser restrictivas con protestas y libertades de expresión”, comenta Angarita a la VOA.
Afirma el analista que existe “preocupación” en la cúpula del gobierno venezolano dados los amplios lazos diplomáticos, políticos e ideológicos que imperan entre Caracas y La Habana desde 1999, cuando Hugo Chávez, mentor del actual mandatario Nicolás Maduro, ascendió a la presidencia de Venezuela. Esa inquietud se expresa en el lenguaje público de mandatarios aliados, con menciones al “bloqueo” y a la resistencia al “imperialismo”, explica.
La colaboración entre ambos países ha sido clave en los últimos 22 años para, por ejemplo, concretar planes de salud en barriadas venezolanas con miles de médicos cubanos o garantizar combustible en la isla caribeña. La relación se extiende a proyectos de naturaleza militar, política y de telecomunicaciones.
Mariano De Alba, asesor de la ONG International Crisis Group, experto en derecho internacional y diplomacia, coincide en que las protestas se perciben “con empatía” en “una parte importante” de la población venezolana, que también ha manifestado en la calle por la mejora de sus condiciones de vida.
“Basados en esa experiencia y teniendo en cuenta la alta represión sufrida, muchos venezolanos también están conscientes de que es difícil que las protestas por sí solas generen cambios concretos”, dice el analista.
De Alba estima que las protestas necesitan “organización, coordinación de liderazgo y objetivos prácticos” para que arrojen frutos ante un gobierno autoritario con más de 60 años en el poder.
Figueredo, por su parte, lo secunda. “Es prematuro saber si es un punto de inflexión. Estos movimientos tienen un inicio y no producen inmediatamente un resultado. El régimen cubano tiene muchos mecanismos de control a la mano”, apunta, citando el ejemplo de la caída del Muro de Berlín, un hecho considerado improbable en su momento.
Angarita, por su lado, destaca que eventos extraordinarios como la pandemia del COVID-19 ponen en relieve la fragilidad de los Estados y de esa debilidad nacen protestas sociales, como en Cuba, Colombia, Perú, Ecuador o Chile.
Voz de América