Ph.D. Tomás Páez

La crisis migratoria venezolana actual es la peor que se haya visto en toda la historia de América Latina y el Caribe (ALC).

Luis Felipe Lopez-Calva. Subsecretario General de la ONU. Director Regional para América Latina y el Caribe Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo

Vinícius Carvalho Pinheiro. Subdirector General de la OIT.Director Regional para América Latina y el Caribe Organización Internacional del Trabajo

Recurrimos a dos distinguidos representantes de Naciones Unidas y la OIT respectivamente, cuyo texto “Estrategia regional e integración socioeconómica” presenta datos y propuestas alrededor de la diáspora venezolana (OIT, PNUD, 2021), y a los recientes anuncios realizados por la ONU en cuanto al número de migrantes, que asciende de 6.100.000 a 6.800.000, para decirle a los “incrédulos” y “negacionistas” que la diáspora existe, es muy grande y no es una moda. También vale para quienes se solazan en la denuncia del fenómeno, al cual parecen considerar como un hecho patológico. Cabe resaltar que el texto de marras ha sido pensado para hacer frente a la nueva realidad, a la novedosa geografía que talla la diáspora.

La diatriba sobre la diáspora, inútilmente polarizada, está infectada de división y confrontación. De un lado, quienes la ocultan o niegan y, del otro, con variedad de matices, quienes la utilizan solo y básicamente como instrumento para denunciar al gobierno. Se ha pretendido instalar el debate en términos binarios: cuanto menor migración mejor para el gobierno, o viceversa; otros, sobre la base de cualquier pretexto, crean muros o fronteras entre los de adentro y los de afuera. Es preciso eludir esas trampas e inútiles simplificaciones; detrás de cada número hay personas, familias, seres humanos entrelazados en la nueva geografía de Venezuela.

Los números corroboran la ilimitada capacidad del modelo de producir éxodos masivos: los países socialistas soviéticos, Cuba, Nicaragua y ahora Venezuela. Ciertamente, como nos advierten Edgar Morin y Mauro Moretti, la migración no es un hecho aislado, “los seres humanos emprendieron una diáspora que les llevó a poblar todos los hábitats del planeta”. Como indica Antonio Vitorino, Director General de la OIM, “La diáspora juega un papel invaluable en la vida y crecimiento de las sociedades y un rol crucial como impulsor del desarrollo”.

La migración es un aspecto de la naturaleza humana y no puede considerarse como una opción indeseable o insidiosa que viola la “norma” de vivir en un lugar distinto al que nació. La complejidad del fenómeno invita a realizar análisis transdisciplinarios y a evitar la fragmentariedad: en la decisión de migrar intervienen todas las dimensiones del ser humano.

Es difícil generalizar los efectos de la migración en comunidades y países de origen y acogida, ya que depende del grado de preparación, de su tejido institucional y empresarial. La política de “interiorización” desplegada en Brasil es un buen ejemplo de lo dicho. La OMS ha propuesto considerar a las oleadas migratorias como una parte natural y esperable, y de allí la necesidad de una mayor flexibilidad para acoplarse a una población cambiante. La incertidumbre es una constante y la historia ha desdicho una y mil veces proyecciones o probabilidades.

Importa, y mucho, contar con información y datos de la diáspora, cuanto más precisos mejor, para una mejor comprensión de sus consecuencias en regiones de acogida y origen. Sus efectos sobre la familia, el empleo, los servicios, niños y jóvenes, personas mayores, etc. Seguimos echando en falta que este tema no se haya incorporado en la agenda de gobernadores y alcaldes en Venezuela.

El desinterés del gobierno por el tema podría obedecer a las rancias creencias de considerar a Venezuela como un país rico por poseer abundantes riquezas naturales como: diamantes, oro, coltán, bauxita, petróleo. Seguramente sirven de fundamento a lo expresado por el Ministro de la Defensa de Venezuela, “el imperialismo mantendrá la tensión contra Venezuela para intentar hacerse de nuestros recursos”.  Imaginamos que no se refiere a la segunda economía del mundo.

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Integrantes de la cúpula de la Fuerza Armada han dirigido PDVSA, las empresas de la CVG, un porcentaje importante de empresas del Estado, ministerios en áreas clave, además han desempeñado en cargos públicos como Gobernadores, etc. Su exagerada presencia en el reciente proceso electoral preocupó a los observadores internacionales.

Los desastrosos resultados alcanzados, sin atenuante alguno, hablan de la necesidad de mucha materia gris, es decir, personas, para agregar valor a esos recursos. El anuncio de contratar a una de las grandes empresas, que antes expulsaban a sombrerazos, para atender el tema eléctrico, confirma lo dicho. Empresas reconocidas internacionalmente, verdaderas tazas de plata, hoy se encuentran en la indigencia. Cobra importancia recobrar la historia para construir presente y sentar bases para el futuro y de este modo evitar que esta amarga experiencia se repita. El espacio que Venezuela se había forjado en el concierto latinoamericano, hoy se encuentra disminuido y maltrecho.

Resulta inexplicable cómo, en medio de la mayor abundancia de ingresos, se ha producido el mayor de los fracasos y saqueos y cómo todavía en medio de la devastación el gobierno conserva algo de popularidad, por pírrica que ella sea. Los recursos sirvieron para engrosar sus cuentas, las de sus compinches, y operó como un mecanismo clientelar para perpetuarse en el poder. Fue poco, nada y mal lo invertido en infraestructura. Llenaron de mojones de cemento y cabillas en proceso de corrosión la autopista regional del centro, todo un testimonio. Como los invasores de fincas, se comieron las vacas y se quedaron sin leche y carne para el futuro.

Tampoco se invirtió en instituciones y capital humano: ciencia, tecnología, educación y salud. Las misiones y los motores averiados, piezas para el desguace, ni siquiera sirven para suplir lo que queda en pie. Aquellos programas que a duras penas sobreviven, como las cajas clap, son instrumentos de control social, propaganda política, mecanismo clientelar e instrumento electoral y en ello están trabajando afanosamente para 2024.

Constatamos un creciente interés de los ciudadanos en toda la Nueva Geografía por la POLÍTICA, entendida como arte de lo posible, como medio de hacer que las cosas ocurran y como medio de desarrollo de la ciudadanía, en términos de Hannah Arendt. Hacer que sucedan como se hizo con la política inmigratoria de la década de los 30: se sustentó, se prometió y se construyó. Confirman con actos su compromiso e interés por restablecer la democracia, sistema que permite gestionar las diferencias sin matarse unos y otros y el propósito de reconstruir y reinstitucionalizar el país.

La novedosa geografía de Venezuela ofrece oportunidades muy variadas y su aprovechamiento exige de políticas e instituciones adecuadas a esa nueva realidad. Nos sirve como anillo al dedo el reciente homenaje al Presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, en la apertura de la bienal del libro en Sao Paulo, Brasil. Participó una orquesta integrada por músicos provenientes de Siria, Palestina, Congo, Guinea y Tunisia, entre otros. Allí afirmó: “no hay portugueses puros, como no hay brasileros puros; todos somo el producto de cruces e hibridaciones de todos, y tenemos que honrar el hecho de ser el producto de ese cruzamiento, es un aprendizaje de sociedades cultas, avanzadas, progresivas”

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Portugal festeja las diásporas que acoge. De acuerdo con el Observatorio de Migraciones, las contribuciones de los migrantes a la seguridad social de ese país se han incrementado de manera significativa en los últimos años, y agrega, los migrantes muestran una mayor capacidad contributiva que los nacionales, 67 contribuyentes por cada 100 residentes. Aportan más y recurren menos a las prestaciones sociales, es decir, dan más de lo que reciben, como lo confirman distintos estudios en el planeta.

Los flujos migratorios colocan sobre la mesa temas como la regularización, la integración, las “industrias de la droga, la trata de niños y mujeres”, el ejercicio de los derechos sociales y políticos, entre otros muchos, que es necesario incluir en la agenda POLÍTICA. Los 11 países integrantes del Proceso de Quito, en su declaración de principios, identificaron a la integración socioeconómica como uno de los ejes medulares de la agenda de trabajo. Para incrédulos y acusadores, esta declaración internacional es un reconocimiento de la diáspora y de la necesidad de una estrategia.

La declaración está animada con el propósito de “convertir a la diáspora en promotora de su propia subsistencia para de este modo maximizar su contribución a la economía de los países receptores”. Se sugiere la regularización de los migrantes, la certificación de competencias a fin de evitar el desaprovechamiento del capital humano.

Elementos integrantes de la estrategia que, además, incluye los temas de emprendimiento, desarrollo empresarial, inclusión financiera a través de la educación y adaptación de la oferta bancaria a las necesidades de la población migrante. Dicha estrategia cuenta con un amplio soporte de acuerdos, resoluciones, normas y convenios internacionales en la materia. La xenofobia del régimen venezolano le imposibilita ser parte de esta estrategia. Un régimen xenófobo y mal agradecido con esa amplísima red de personas y organizaciones, en todo el planeta, que dan cobijo y acogen a nuestros compatriotas. Su enumeración desborda los límites de este artículo. 

La diáspora imprime dinamismo a las industrias del turismo y aviva los centenares de millones de empleos directos e indirectos asociados a las industrias del sector, hostelería, hospedaje, transporte aéreo y terrestre y un extenso etcétera. La multiplicación de las facilidades de conexión, estrechan la distancia y ensanchan las fronteras de los ciudadanos del planeta. Sociedades y culturas se solapan y superponen espacial y temporalmente.

A pocos kilómetros de las costas venezolana se encuentra Europa en las Islas del Caribe conectadas a Países Bajos, Francia y Reino Unido. Las fronteras de Venezuela con las Islas, Brasil y Colombia son muy porosas, hecho que abona a favor de la integración. La diáspora brinda novedosas oportunidades  y para ello es necesario avanzar en las propuestas contenidas en el texto señalado en el párrafo inicial de este artículo y las recomendaciones contenidas en el Proceso de Quito.

Es necesario recuperar la POLÍTICA o la capacidad de hacer que las cosas ocurran, aprovechar las oportunidades que la diáspora brinda. La nueva realidad como una nueva oportunidad como ya se ha venido dibujando, perfilando. En este esfuerzo deben participar quienes tienen algún grado de competencia en la integración socioeconómica; universidades pensando en redes, gremios empresariales y empresas, sindicatos y organizaciones de trabajadores por cuenta propia, gobiernos locales y regionales con disposición a conocer y atender las oportunidades que se abren con la diáspora. El desafío: gestionar un país con presencia global.

@tomaspaez  @vozdeladiasporaven

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