Gustavo Tovar

Activista de Derechos Humanos, Abogado, Director, Poeta y Educador

Tamara Suju, la insigne

Las más preciosas joyas humanas que ha dado la Venezuela del siglo 21 son las mujeres. Madres, hijas, hermanas y abuelas, han enfrentado a la tiranía como nadie.
Sé que esta entrega sorprenderá a muchos –incluso a mí mismo– y fastidiará a otros. Poco importa. Inicio el año con espíritu renovado, decidido a seguir trabajando por la libertad en Venezuela. Estaba frustrado y entristecido –igual que tú– por los errores políticos cometidos, por las deficiencias organizativas y por la falta de coherencia, pero muchas de esas heridas han cicatrizado. Es mucho mayor el amor por la libertad que la decepción por no haberla conquistado. Yo emulo a los grandes de la historia: persevero. ¿Y tú?

Espejo roto

He hecho lo humanamente posible —y más— para derrocar a esa peste histórica llamada chavismo. Habrá en su momento quien confirme que tempranamente acusé los crímenes de lesa humanidad que Hugo Chávez cometió y que su tribu sigue cometiendo, como fomenté un liderazgo generacional de políticos —del cual me siento orgulloso, son mejores de lo que mi ideal imaginó— que ha luchado pese a ser encarcelado, torturado y asesinado, y como intenté generar sensibilidad y conciencia de nuestro apocalipsis a través de poemas, escritos,  documentales y algunas “travesuras” noviolentas.
La victoria en extremas circunstancias del piloto holandés Max Emilian Verstappen sobre un imbatible y campeonísimo Lewis Hamilton me hizo reflexionar sobre el desastre político venezolano y la tarambana oposición a la dictadura –con sus excepciones– que tenemos. Para lograr vencer al mejor automovilista de todos los tiempos se necesitó destreza, paciencia, convicción, profesionalismo, compañerismo y casi perfección en el trabajo en equipo.

El circo barinés…

Gustavo Tovar-Arroyo    @tovarr Argenis Chávez, el humillado He sonreído con gratitud, el espectáculo de las elecciones regionales me ha resultado graciosísimo. Lo que más he celebrado es la bíblica humillación a Argenis Chávez. El chavismo que hace lo que le da...

Pablo Montero o la decadencia

No lo conocía, peor aún, no tenía ni idea de que existía y para un venezolano-michoacano, cuyos ancestros mexicanos fueron benefactores de José María Morelos (y su movimiento universitario) y financistas en cierta medida de la revolución independentista mexicana, esto es, que tiene mucha tradición recorriendo sus venas, y que además ama con pasión la ranchera, el mariachi, la pirekua y toda expresión musical mexicana, incluso la prehispánica, no conocer, o peor, no tener idea de quién es un vocalista mexicano sólo se explica por dos razones: la mediocridad del músico o su novatería. No hay otra.

Besarte en libertad…

Te abrazo y me sujeto a ti, sostengo tus siglos a los míos en la cercanía, te siento, nos sentimos, hemos desbordado los límites del pudor mientras nuestras pieles se reconocen. Me surge la ansiedad de besarte, pero disciplino el impulso, lo amarro a mi conciencia, le pongo bozal al apetito, no es amor lo que siento, es reconocimiento, admiración, una rara fraternidad por el combate que hemos librado juntos contra la tiranía. Y sólo tú has vencido, mujer.

Lesa al chavismo

A partir de ahora, cada venezolano doquiera que se encuentre tiene una misión de vida: exhibir, fomentar y potenciar el conocimiento de los crímenes de lesa humanidad que el chavismo ha cometido en Venezuela, sin descanso, sin tregua, hasta sus últimas consecuencias. Los políticos de patética categoría moral que tenemos no se atreven a hacerlo porque incoherentemente están yendo a elecciones para convalidar a los criminales.
Lo traté de salvar, no lo logré. Ya lo había salvado en otra ocasión. La primera, hace años cuando sospechosamente una compañía excedió el suministro de gas y estalló mi casa. Llanero, mi amado mastín, quedó calcinado después de la explosión. Rescatarlo de las quemaduras fue una auténtica prueba de amor. En esta ocasión, no pude salvarlo. Fue tristísimo verlo tendido en el piso sin poderse levantar.
Mi recordado José Antonio Delgado, el “indio”, quien es el montañista más importante de la historia de Venezuela, agonizaba en las gélidas cordilleras de la cumbre del Nanga Parbat atrapado por una letal tormenta de nieve, cuando nos informaron que la única remota posibilidad de salvarlo de la muerte exigía la participación del gobierno de Paquistán, y para obtenerla se necesitaba que el gobierno de Venezuela lo solicitase oficialmente.