“No es posible consultar al pueblo si se defiende o no la integridad territorial de Venezuela, porque se trata de un derecho irrenunciable, junto con el derecho de soberanía, conforme al artículo 1° constitucional”.
En Suramérica, para centrarnos solo en una parte de la región latinoamericana, en lo que va del siglo XXI, la ciudadanía ha vivido dando saltos entre los extremos. Pasando, electoralmente, de las izquierdas radicales a las derechas igual extremas. O a la inversa. Con absoluta naturalidad y facilidad.
El exilio político es una forma de cárcel al revés. Si eres un preso político, por ejemplo en Venezuela, no puedes salir ni de la celda ni del país. Pero si estás en el exilio no puedes entrar porque puedes terminar igual en una celda. En este caso el extranjero es tu cárcel, de la que no puedes salir.
Por Tulio Hernández
Todo lo que se diga y escriba sobre Teodoro Petkoff será siempre insuficiente para valorar y agradecer en su justa dimensión el significado político e intelectual de este hombre, que de...
Tres cosas se verificaron en el proceso de elecciones Primarias de ayer domingo 22 de octubre. La primera, lo que era un hecho suficientemente anunciado y solo requería de una verificación fáctica, que ha surgido un nuevo liderazgo en el país, el de María Corina Machado, y que no es cualquier liderazgo sino uno sólido, unificador y sin competencia alguna. Sin nada ni nadie que le haga ruido, ni en el seno del gobierno ni en el de la oposición.
Por Tulio Hernández
Ayer lunes 11 de septiembre se cumplieron cincuenta años del golpe de Estado que el general César Augusto Pinochet condujo contra el presidente Salvador Allende, quien llegó al poder vía elecciones...
El próximo 2 de febrero de 2024, exactamente dentro de cinco meses (escribo esta nota el 2 de septiembre de 2023), la élite de militares golpistas liderada por Hugo Chávez y sus asociados civiles de la ultraizquierda cumplirán un cuarto de siglo de control total —dominación absoluta e implacable— de una nación llamada Venezuela.
Más que un proyecto de patria grande, como lo diría entusiastamente Simón Bolívar en los tiempos de la fallida Gran Colombia, América Latina en el presente podría definirse como un archipiélago inconexo. Una federación de endogamias. Una práctica creciente de aislamientos nacionales.
Simón es, lo digo a riesgo de parecer exagerado, uno de los más importantes, valientes y conmovedores filmes que se hayan realizado en el siglo XXI venezolano. Una película dramática que pone en escena el horror de la prisión, la tortura, el asesinato y el chantaje familiar practicado por los aparatos de represión que sustentan, especialmente después de la muerte de Hugo Chávez, el llamado “Socialismo del siglo XXI”.
Es muy difícil predecirlo. Porque los regímenes políticos sustentados en la fuerza tienden a ser longevos. Basados en el control policial, encarcelamiento y tortura, exilio y asesinato de opositores, control social por un ejército pretoriano, más la prohibición de elecciones libres, son estructuras blindadas que suelen mantenerse gozando de buena salud por años. Generalmente sobreviven décadas.