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En el pozo Zumaque 1, ubicado a 120 kilómetros al sureste de Maracaibo, hay puesta una placa que le indica al público que está ante “el pozo que inició la era de la producción comercial en el país” en 1914. Pero ¿es esto cierto?

Hacía 36 años antes, el 18 de mayo de 1875, un terremoto con epicentro en la ciudad colombiana de Cúcuta, sacudió fuertemente las cercanas poblaciones venezolanas en el fronterizo estado Táchira. El movimiento telúrico trajo consigo una novedad, que en la hacienda La Alquitrana, propiedad de Manuel Antonio Pulido Pulido, ubicada en las cercanías de la población de Rubio, brotara petróleo, cundiendo el agua de una de sus nacientes.

Su amigo, el doctor Carlos González Bona, revisó el líquido oleoso y concluyó rápidamente que se trataba de petróleo. Por lo que le recomendó a Manuel Antonio Pulido iniciar las diligencias necesarias para su explotación.

Fue de esta manera como el tres de septiembre de 1878, Pulido comunicó al gobierno del entonces, Estado Los Andes, seccional Táchira, el hallazgo y pidió formalmente una concesión para la explotación del mineral, que fue concedida.

Ya para el 12 de octubre de aquel mismo año, fundó junto a sus amigos José Antonio Baldó, Ramón María Maldonado, Carlos Gonzáles Bona, José Gregorio Villafañe y Pedro Rafael Rincones, la primera empresa petrolera de Venezuela.

Presentada ante el Registro del Distrito San Cristóbal un 31 de julio de 1882, bajo el nombre de “Compañía Nacional Minera Petrolia del Táchira”, su capital fue de 100.000 Bs., dividido en 1.000 acciones de 100 Bs. cada una, donde el gobierno nacional poseía únicamente, por fuerza de ley, 40 acciones. Este hecho hizo que la Petrolea fuera la primera empresa petrolera de capital privado nacional que se creó en Latinoamérica.

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La Petrolia además sería, con la producción obtenida del pozo “Eureka 1”, pionera a nivel nacional en explotación industrial de petróleo, uso de sistemas de producción por bombeo mecánico, refinación de crudo, y exportación de productos derivados.

En ella se produjo kerosén, carbolíneo (líquido usado para proteger la madera de la putrefacción), gasolina, y alquitrán (brea). Los productos eran vendidos, desde 1883, en las poblaciones cercanas como Rubio, Santa Ana, San Cristóbal, Michelena y San Antonio. Y fuera de las fronteras llegaban hasta Cúcuta y Pamplona, como cuenta Pablo Villafañe en su libro, Apuntes históricos del Táchira 1883 – 1983.

Pedro Rafael Rincones, socio de la compañía, fue reconocido como el primer técnico petrolero venezolano que tuvo el país. El viaje que realizó en 1879 a Pensilvania, E.U.A., con la intención de hacerse con la maquinaria requerida, le permitió también adquirir conocimientos de los procesos de producción de la industria petrolera.

La compañía realizó sus labores de manera oficial hasta el ocho de abril de 1934, fecha en que venció la concesión otorgada por 50 años. Durante el funcionamiento llegó a tener 14 pozos productores, una refinería para 13 barriles diarios, un camión para la distribución de productos, llamado “El Putumayo”, una revista institucional, “The Petrolia Star”, y ocho estaciones de servicio, según relata Carlos Lisson Pulido, en Los Pulido, Boletín N.º. 4.

Lamentablemente, pese a las diligencias hechas por Dolores Pulido de Brown, desde 1934 ante los entes competentes, el ministro de Fomento, Manuel R. Egaña, comunicó vía telegrama, de diciembre 28 de 1938, que no había posibilidad de renovar la concesión. Por lo que la compañía fue cesando en sus labores, acto que terminó de completarse en 1945.

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De esta manera concluyó la vida de la primera empresa petrolera venezolana, la misma que impuso la primera marca en cuanto a producción de barriles de petróleo a nivel nacional, con 990 barriles entre 1905 – 1907, y con cuya gasolina se llenaron los tanques de los primeros automóviles que llegaron a San Cristóbal y a Rubio. Todo un ejemplo de emprendimiento y función empresarial criolla que vale la pena rememorar.

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