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El régimen venezolano prometió que la llegada de tanqueros de Irán mitigarían la escasez de gasolina, pero según han explicado diversos expertos, estos envíos significarían involucrar a Venezuela en un conflicto ajeno que enfrentan Teherán y Washintong desde hace décadas.

Una flota de cinco buques provenientes de Irán, el primero de los cuales llegó a aguas bajo jurisdicción de Venezuela el sábado, trasportan 1,5 millones de barriles de combustible según reportes de prensa, cuando la actividad de las refinerías venezolanas se ha desplomado junto a su producción de crudo. ¿Qué más traen los buques? Según analistas y expertos, problemas para el régimen de Nicolás Maduro.

Mayor tensión con EEUU

Irán lanza un reto a Estados Unidos al enviar tanqueros a Venezuela. El arribo de la flota “podría ser interpretado como una muestra de debilidad de la administración de Donald Trump”, dice a la AFP el experto petrolero José Toro Hardy, exdirectivo de la estatal PDVSA. Con ello, según el especialista, Venezuela queda envuelta en un problema geopolítico.

Tras más de 40 años de roces entre Teherán y Washington, las tensiones alcanzaron nuevos picos el 3 de enero con la muerte del poderoso general iraní Qasem Soleimani en un ataque estadounidense que ese mismo día condenó el régimen de Maduro. De acuerdo con la internacionalista Giovanna De Michelle, los envíos afianzan una alianza estratégica entre países que Estados Unidos considera focos de amenaza.

El país caribeño era “neutro” frente a los conflictos del Medio Oriente hasta la era del fallecido expresidente venezolano Hugo Chávez (1999-2013), quien formó lazos con el gobierno iraní que Maduro estrecha aún más, según Toro Hardy.

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Nuevas sanciones

Venezuela y Irán, ambos con restricciones estadounidenses a sus exportaciones petroleras, podrían recibir “más sanciones”, dice a la AFP De Michelle.

A los ojos de Washington, continúa la analista, Venezuela es “un Estado foragido, con el agravante de estar en Latinoamérica”. Washington acusa a Maduro de dar refugio a células de Hezbolá y asevera que su ministro de petróleo, Tareck El Aissami, mantiene vínculos con esa organización; lo que Caracas niega.

Buscando asfixiar a Maduro, la Casa Blanca emitió una amplia batería de sanciones financieras económicas contra Venezuela. La producción petrolera venezolana venía cayendo antes de las restricciones y actualmente es de 620.000 barriles diarios según la OPEP. Superaba los tres millones hace una década.

Impacto limitado sobre la escasez

El combustible iraní da “aire a Maduro en el próximo mes, pero no va a arreglar el problema gravísimo” del desabastecimiento de combustible, estima el especialista petrolero Luis Oliveros.

Previo a la cuarentena decretada en marzo frente al COVID-19 en Venezuela, donde el gobierno ha confirmado 1.010 contagios y 10 muertes por el virus, se consumían entre 70.000 y 80.000 barriles diarios en medio de una recesión económica encaminada a su séptimo año, según Toro Hardy. Y la oferta bajó a un quinto de ese total, expresa Oliveros.

La actividad de las refinerías de Venezuela cayó dramáticamente en los últimos años y el país, con reducido flujo de caja por la baja de su producción y de los precios internacionales, debe importar gasolina para consumo interno.

Ganancia para Irán

De mantener exportaciones a Venezuela, Irán encontraría salidas para sus sancionados productos petroleros, dice De Michelle. Ello en medio del derrumbe del mercado mundial por la caída de la demanda por la pandemia del nuevo coronavirus. Sin embargo, “hay mucho oscurantismo sobre cómo Venezuela está pagando”, considera.

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El presidente interino de Venezuela, Juan Guaidó denunció que el gobierno socialista negoció el combustible con oro extraído ilegalmente en las vastas zonas mineras del sur de Venezuela. Washington respalda la acusación.

“Perturbación” para Trump

Según De Michelle, la transacción crea una perturbación para Trump, quien ha usado a Venezuela como bandera buscando el voto latino en Florida, crucial para su reelección.

No cree que la tensión escale más allá de sanciones. “Es el momento menos oportuno para que Washington abra un nuevo frente bélico”, dice la internacionalista, después que Teherán advirtiera de consecuencias si Estados Unidos impedía la llegada de los tanqueros a Venezuela.

El Espectador

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