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Por: Humberto González Briceño @humbertotweets

En estos días los partidos de la falsa oposición en la Asamblea Nacional 2015, ahora enfrentados por el reparto de la piñata de los activos de Venezuela en el exterior, están tratando de resolver si extienden su vigencia y la del llamado gobierno interino en forma indefinida. Algunos voceros como Julio Borges están abogando por cambiarle el nombre al interinato y según él argumenta “sacar a los partidos del manejo de los activos de Venezuela.” En realidad Borges expresa la inconformidad con la forma como Voluntad Popular ha usado los recursos del Interinato para ponerlos al servicio de sus intereses dejando muy poco para repartir a los otros socios del G4.

Poco importa el nombre que de ahora en adelante le pongan al Interinato. Menos relevante aún será si la falsa oposición decide continuar operando como una plataforma unitaria en lugar de la caricatura de un gobierno de papel. Lo que en definitiva resolverá el capítulo final de esta comedia es lo que decida -o no decida- el gobierno de los Estados Unidos en este caso la administración de Joe Biden.

Fue a partir del reconocimiento que el gobierno de los Estados Unidos con Donald Trump le dio al llamado gobierno interino cuando este logró notoriedad y apoyo de otros países. Pero más que el reconocimiento diplomático fue la decisión de darle acceso al Interinato para que manejara a discreción los recursos de Venezuela en el exterior lo que en realidad le dio poder financiero a esta estructura que, montada en el aire, solo opera como una oficina de lobby y clientelismo en beneficio de los partidos de la falsa oposición y principalmente del socio mayor Voluntad Popular.

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La decisión de “reconocer” al gobierno de Juan Guaidó pareciera haber sido el resultado de las propias contradicciones del gobierno norteamericano que en la época de Trump proclamaba que “todas las opciones para salir de Maduro están sobre la mesa”, pero al final, producto de una ambigüedad que ahora se multiplica en las políticas de Joe Biden, ninguna opción fue ejercida dejando la política de los estados unidos frente al régimen de Venezuela en manos de la inercia.

Lo único concreto que ha hecho los Estados Unidos para enfrentar al chavismo en los últimos dos años ha sido abrirle el acceso al gobierno interino de los activos congelados para que este los maneje a discreción y sin rendición de cuentas. Esto, los venezolanos, no lo podemos agradecer. Mientras tanto el régimen chavista sigue activo invirtiendo millones de dólares para hacer lobby dentro de la propia administración de Biden y lograr un ablandamiento de sus políticas frente al chavismo.

El resultado no podría ser más patético. El llamado gobierno interino de Juan Guaido ha fracasado políticamente y ha quedado reducido  un antro de corrupción que ahora es incluso denunciada por sus propios socios inconformes. En buena medida el gobierno de los Estados Unidos es culpable de este fracaso por carecer de una política frente al régimen chavista y haber permitido hacerse parte de una comedia que deja en ridículo a la diplomacia norteamericana.

Es evidente que desde mediados de 2021 hay un intento de los EEUU de desmarcarse del fallido experimento del gobierno interino en una forma que no necesariamente signifique un desaire para sus beneficiarios y una vergüenza adicional a su fracasada política. El vocero de este cambio de seña fue el embajador James Story quien le comunicó a la falsa oposición en Abril que su gobierno reconocería al interinato de Guaidó hasta finales de 2021. Esto fue lo que provocó el cambio súbito de estrategias de una falsa oposición que de un día para otro resuelve regresar a entenderse con el régimen chavista para ser parte de la estafa electoral del 21N.

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En el mundo de la diplomacia y las declaraciones protocolares el interinato, y el nuevo nombre que adopte a partir de enero de 2022, seguirá teniendo ese reconocimiento simbólico que a los efectos de sacar al chavismo del poder es completamente inútil. Le tocará entonces a los Estados Unidos y los órganos de su gobierno resolver si mantendrán los grifos abiertos para seguir dándole libre acceso a los recursos de Venezuela en el exterior a estos traficantes de la política. Esto es en definitiva lo que decidirá la suerte de ese engendro interino. Si los EEUU reconoce a esa nueva plataforma unitaria, o el nuevo nombre que adopte el interinato, como un gobierno o como algo menos que un gobierno es lo que determinará si los recursos de Venezuela seguirán siendo usados para pagar en dólares a las clientelas de los partidos del G4.

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