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“Los grupos de ayuda alrededor de la ruta entre Cúcuta y Tunja estamos como un caucho a punto de reventar, no aguantamos más, necesitamos auxilio urgente en sostenimiento”. De esta forma dramática describe José Luis Muñoz, en representación de la red de refugios, la situación que actualmente se presenta en estos centros de atención a caminantes y migrantes venezolanos en Colombia.

Esta red, integrada por 12 refugios ubicados en la ruta entre Cúcuta y Tunja, tiene como característica esencial que son un esfuerzo de voluntarios, reciben donaciones de particulares para su sostenimiento y el de una ONG internacional que financia dos de los refugios. Es decir, no reciben apoyo del Estado colombiano o aportes de organismos internacionales, siendo un voluntariado que cumple funciones de atención que, en la lógica, debería ser responsabilidad de diversos entes institucionales.

Muñoz, en nombre de la Red, dirigió una comunicación al parlamentario venezolano de la frontera Franklin Duarte y a los demás miembros de la Asamblea Nacional señalando la crítica situación que viven los refugios en Colombia producto de la falta de recursos, la presión xenofóbica y las amenazas de sanciones, situación que los está obligando a cerrar.

Indica en este informe que siete refugios de la ruta han tenido que cerrar operaciones en los últimos ocho meses siendo refugios que atienden, cada uno, un promedio de 20 mil personas por mes. La situación los ha llevado a declarar emergencia en uno de los pasos críticos de la ruta, en el tramo entre la ciudad de Pamplona y el Páramo de Berlín.

 “Solo queda un albergue en el páramo de Berlín, en 120 kms de camino donde demorarían 2 a 3 días caminando. Las temperaturas llegan hasta cero grados en las noches y los caminantes son sorprendentemente ingenuos creyendo que la temperatura es como Barinas o Valencia y que aquí todo mundo les va a dar ayuda”

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Sin embargo la realidad es otra: además de las duras condiciones naturales, la ausencia de apoyos, entre otras, la policía de carretera sanciona a vehículos que dan auxilio a los caminantes en ruta, otros cobran pero no garantizan el traslado hasta el destino final dejando a los venezolanos a la vera del camino.

SIN ALIMENTOS

En el informe se destaca el incidente de violencia ocurrido con la organización internacional World Central Kitchen, en su sede local, que provocó el cierre de sus operaciones. WCK suministraba a los refugios alimentos para los caminantes.

Esta decisión ha puesto en punto crítico el esencial servicio de alimentación a los miles de caminantes y migrantes que llegan a los refugios. Reitera Muñoz que la red no tiene recursos “para hacer frente y brindar atención de emergencia debidamente”

Sencillamente, en la red, no se tiene como garantizar tres comidas diarias a los venezolanos en condición de migración forzosa. Señala el informe dirigido a la Asamblea Nacional venezolana que no se sabe el destino de los millones de dólares en donaciones que gobiernos han anunciado para apoyar a Colombia en el marco de la crisis humanitaria.

“Los dineros en millones de dólares donados al gobierno colombiano son un misterio y no llegan a estos grupos de ayuda humanitaria, solo dicen que se van a la red hospitalaria. No conocemos veedurías ni informes al respecto. Nuestro grupos humanitarios son atacados por políticos, vecinos y hasta periodistas que dicen que el gobierno les inyecta este dinero”.

Asegura que hasta caminantes les han exigido atención prioritaria, a veces de forma violenta, a cuenta de estos dineros que nunca han llegado hasta los refugios en donde no hay gas, hay pocos alimentos, facturas de servicios públicos por pagar, deudas que se acumulan y responsabilidades crecientes las cuales recaen en los administradores de los refugios.

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Y esta situación, señalan en el documento, ocurre mientras crece el número de migrantes en las carreteras colombianas. Afirman que, más allá de la estadística oficial, hay en Colombia más de dos millones ochocientos mil migrantes venezolanos. Y esto es crítico.

Mientras tanto, son las ONG y los grupos independientes, los que atienden a los caminantes ante la indiferencia y la falta de apoyo de instituciones de gobierno colombiano, de alcaldes que evaden sus responsabilidades.

Ante estas circunstancias piden acciones concretas para minimizar, desde Venezuela, la migración forzosa, apoyar con recursos a quienes, desde Colombia, quieren retornar a su país y dirigir esfuerzos para un apoyo concreto y permanente por parte del Estado colombiano hacia la red de refugios que les permita seguir cumpliendo con sus actividades de apoyo a caminantes y migrantes venezolanos en ruta.

Corresponsal: Alans Peralta.

Imágenes: (Luis Robayo / AFP / Getty Images)(Getty Images) (Frontera Viva)

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