Marianella Montenegro, especial desde Bogotá
Con un fuerte repicar de campanas en las iglesias de Bogotá, y del resto de las poblaciones del departamento de Cundinamarca, convocando a los vecinos a regresar a sus hogares se dio inició a las 12 de la noche del viernes 20 al simulacro de cuarentena convocado por la Alcaldía de Bogotá y la gobernación de Cundinamarca.
A la misma hora, los peajes de las distintas autopistas que comunican la ciudad capital con el resto del país cerraron sus pasos, los vendedores de calle recogieron sus mesas y manteles, mientras miles de automóviles de desplazaban presurosos, unos transportando a quienes intentaban regresar a sus casas en la ciudad, otros para desplazarse a ciudades cercanas.
La realización de un simulacro, que se convoca voluntariamente, pero tiene carácter obligatorio, sin recurrir a la represión y el control militar, es un experimento iniciativa de Claudia López, alcaldesa de Bogotá y su equipo de trabajo, basado en el concepto de cultura ciudadana. La idea de que bien conducida, informada y orientada la población puede auto regular su comportamiento y cumplir las normas de convivencia para beneficio colectivo.
Bogotá es la ciudad que hasta ahora reúne el mayor número de casos comprobados de la infección en Colombia. Para los bogotanos la iniciativa, que cuenta con el apoyo incondicional de todos los medios de comunicación, públicos y privados, es vista como un ensayo, una forma de preparación para una posible cuarentena mucho más larga en caso de que no se logré reducir el incremento exponencial del contagio del Coronavirus.
A las 7 de la mañana del día sábado, segundo día del simulacro, la ciudad parece una maqueta de arquitectura. Las calles están totalmente vacías. En silencio y la presencia fantasmal solo se ve interrumpida de vez en cuando por el paso de una ambulancia, una patrulla policial o vehículos de medios de prensa autorizados para transitar. En ocasiones, otra excepción, se avista algún parroquiano que saca a su mascota. El acuerdo autoriza a cada propietario hasta veinte minutos para que los animales caseros hagan sus necesidades en la calle.
Mientras tanto en el Aeropuerto Internacional de El Dorado centenares de pasajeros, predominantemente peruanos, chilenos, argentinos y venezolanos, viven desde hace varios días la angustia de no contar con medios para regresar a sus países. Y ahora, con el simulacro de cuarentena, no poder ingresar a la ciudad en busca de un hospedaje. Duermen en el piso del aeropuerto, llevan días sin bañarse, y muchos, sin dinero en sus haberes, dependen de la ayuda de otros para poder alimentarse.
El Dorado, una de las terminales aéreas más activas de Sur América, poco a poco se convierte también en una ciudad fantasma. Como acto de un gran peso simbólico destaca la decisión de Avianca, la línea aérea más antigua de Colombia, de cerrar su actividad. En un comunicado hecho circular por las redes sociales la aerolínea lo explica: “Hoy tenemos que hacer un alto forzado en el camino. Pensando en tu bienestar y en atender las medidas adoptadas por los diferentes gobiernos, entre el 23 de marzo y el 30 de abril de 2020 suspenderemos por completo nuestra operación internacional y únicamente mantendremos el 16% de nuestra operación doméstica en Colombia para conectar 26 ciudades, con 10 de nuestros aviones”.
Para Tomás Guanipa, el embajador del gobierno interino de Venezuela y su equipo, estos han sido días de intensa actividad tratando de lograr que los venezolanos aislado en el Aeropuerto de El Dorado, la mayoría de ellos en situación de tránsito, puedan regresar a Venezuela. La embajada ha abierto un canal de consulta vía whatsapp (+57 3108084646) para que los venezolanos residentes en Colombia consulten sus inquietudes en torno a la epidemia. Igualmente el Centro de Derechos Humanos de la Universidad Católica Andrés Bello con el apoyo de Acnur han abierto los Puntos de Atención y Orientación (PAO) vía líneas telefónicas en varias ciudades colombianas.
La cuarentena apenas comienza y de sus resultados dependerá grandemente las decisiones que las autoridades y los gobiernos de Bogotá, Cundinamarca y el resto del país tomen en los días por venir.
Bogotá, 21 de marzo de 2020