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No deja de preocuparse ante lo que ve en las calles de Tunja: cientos de venezolanos obligados por el decreto sobre cuarentena obligatoria, encerrados en sus casas, sin trabajo, sin tener como responder a temas elementales como la alimentación, el pago de arriendos y con el agobio de autoridades policiales y de migración que, aprovechando la oportunidad, ejercen presión en las calles para deportar a quien se pueda deportar.

Este es el panorama diario para Anny Uribe, directora en Tunja de la organización Fundación Cultural “Simón Bolívar”, cuyo refugio, en el que se atendían diariamente a cientos de venezolanos, fue cerrado por órdenes municipales antes de la crisis sanitaria derivada del COVID. Durante meses tanto Uribe como su equipo fueron presionados para cerrar hasta que, en diciembre del año pasado, esto se logró.

Esto de por si fue mala noticia para los migrantes y ahora se agrava cuando la crisis sanitaria llega en el peor momento para los venezolanos en Tunja. Un creciente clima de xenofobia se ha hecho patente en esta ciudad alentado por actuaciones de sus autoridades municipales y la indiferencia de las autoridades del Departamento a pesar de las alertas hechas por la Fundación.

“La situación acá es supergrave. Esta zona no es de industria. Hay mucha economía informal y hay cientos de venezolanos sin trabajo porque, hasta los que trabajaban formalmente, fueron despedidos. Hay muchos angustiados”.

Explica Uribe que su organización, en medio de las dificultades, ha tratado de atender los casos mas urgentes mediante la entrega de mercados donados por comerciantes y amigos pero reconoce que esto es apenas, un alivio para pocos. 

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“Hasta ahora no hemos tenido la participación voluntaria de la municipalidad ni del Departamento pero hacemos gestiones para poder hablar directamente con ellos. Seguimos trabajando acá llamando a la calma. Afortunadamente nuestra gente es mayoritariamente tranquila pero la xenofobia es extrema”.

Señala que muchos migrantes venezolanos se encuentran temerosos de salir a las calles a buscar alimentos. Indica que, en algunos locales, se han ubicado policías y funcionarios de migración, quienes detienen y proceden a la apertura de procedimientos de deportación para aquellos que no porten documentos en regla. Califica esta situación como atroz. 

“El tema es que muchos llegaron aquí sin esos documentos y son irregulares. Sin opciones de trabajo, asediados y sin poder salir a procurar alimentos para ellos y para los suyos, ¿que hacen?”

Expresa su preocupación ante la inexistencia de refugios para la población migrante que, ante el impago, ha sido desalojada por propietarios de viviendas de alquiler. “Gestión de riesgos no tiene previstos albergues para nuestra población. No se han aperturado albergues para las personas en situación de calle y mucho menos para los migrantes”. 
Y la crisis sanitaria del COVID-19 apenas comienza. (Alans Peralta)

Familias venezolanas deambulan por las calles de Tunja
La Fundación Cultural “Simón Bolívar” trata de brindar apoyo en medio de la crisis
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