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Apenas por unas horas estuvo activa la refinería de Amuay en el Complejo Refinador Paraguaná (CRP), al norte de Venezuela. Una explosión ocurrida, este martes, paralizó nuevamente la actividad en esas instalaciones, hecho que confirma las deplorables condiciones de seguridad en PDVSA.

Pescadores serían los primeros en dar la alerta sobre la nueva detonación en la devastada refinería.

El diputado por el estado Falcón Luis Stefanelli, indicó que la explosión ocurrió en la planta 4 de Amuay. La torre de vacío, instalación fundamental de la refinería, habría quedado destruida de acuerdo con lo que indicó el legislador.

También, la explosión habría generado también un derrame de ácido fluorhídrico, compuesto altamente tóxico y corrosivo que se emplea en los procesos de refinación del crudo.

El fuerte estruendo y una nube humo proveniente de la refinería causaron alarma entre los habitantes de las comunidades aledañas al complejo.

Más tempranos, voceros chavistas habían comunicado a través de redes sociales que las dos refinerías del CRP, Cardón y Amuay se encontraban en completa operatividad.

El fin de PDVSA

De acuerdo con un informe de S&P Global Platts, el Centro de Refinación de Paraguaná con capacidad para procesar 955.000 b/d, operaba en septiembre a 145.000 b / d, o el 15,2% de su capacidad, con dos de los nueve destiladores en funcionamiento, según un informe técnico fechado el 6 de septiembre.

El CRP incluye las instalaciones de refinación de Amuay de 645.000 b/d y Cardón de 310.000 b/d, y es el complejo más grande de su tipo en Venezuela. También incluye la planta de asfalto Bajo Grande de 16.000 b/d, que lleva varios años fuera de servicio.

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La refinería Amuay está operando a 90.000 b/d, o el 14% de su capacidad. Cuatro de las cinco unidades de destilación de crudo (CDU) en la instalación permanecen fuera de servicio. La refinería Cardón está operando a 55.000 b/d, o el 17,7% de su capacidad. Tres de las cuatro unidades de destilación de crudo en la instalación permanecen fuera de servicio.

Peligro ambiental

El deplorable estado de las refinerías del país, que además se encuentran funcionando de forma intermitente, pone en estado de emergencia a las costas venezolanas ante la amenaza de nuevos accidentes petroleros y desastres ecológicos sin precedentes, detallados y condenados por distintas ONG ambientales.

Este mes ya se había denunciado que de las refinerías de Paraguaná emanan gases tóxicos que envenenan silenciosamente a la población. El mismo Stefanelli denunció la descontrolada expulsión de desechos tóxicos en la refinería Cardón, ubicada en el Centro Refinador Paraguaná (CRP) y que estaría contaminando de forma indiscriminada a las comunidades aledañas.

Igualmente, el coordinador del Centro de Biodiversidad Marina de la Universidad Simón Bolívar (USB), Eduardo Klein, advirtió que los derrames de crudo en las refinerías de Amuay y Cardón no han cesado.

Klein detallaba que un nuevo derrame de petróleo amenaza a las playas del estado Falcón, esta vez en la bahía de Amuay, cerca del Centro Refinador Paraguaná, al norte del país.

El régimen de Maduro ha recibido asistencia técnica proveniente de Irán para tratar de reactivar las refinerías de PDVSA, pero dicha intervención no ha generado resultados positivos.

Primer Informe

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