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Luis Zorrilla cree fielmente en Dios y considera que las dificultades son situaciones que se presentan para mirar la vida con mayor claridad y como una oportunidad para afianzarse y explotar los dones que se le han otorgado

Por Frontera Viva

Recostado en su cama, en lo alto del barrio 24 de julio de Petare, Luis Zorrilla se las ingenia para sostener un lápiz y con el movimiento de su muñeca y codo conseguir dibujar un retrato.

A consecuencia de un accidente, Luis solo puede mover su cabeza, cuello y hombros, mientras que los codos y las muñecas las puede extender más no flexionar. No obstante, esto no es un impedimento para desenvolverse en el mundo del arte.

La historia de Luis, un artista de 36 años y padre de dos hijas, ha conmovido el corazón de venezolanos y extranjeros que admiran el arte que realiza a pesar de las dificultades que enfrenta al ser tetrapléjico.

Foto cortesía de Juan Calero @jbcalero

Su popularidad en las redes sociales ha llevado a que sus dibujos crucen las fronteras venezolanas y que personas de distintas partes del mundo le pidan retratos.

A pesar de ser un dibujante autodidacta desde pequeño, fue durante el 2020 cuando Zorrilla comenzó a dibujar con frecuencia, mejorar sus técnicas y a compartir su trabajo en su cuenta de Instagram @luislapizart

Lo que más disfruta hacer son retratos. Con el tiempo se ha especializado en el realismo y su fuerte es el grafiti y el carbón, aunque también ha trabajo con el bolígrafo, creyones y acrílicos.

El accidente

Desde temprana edad, Zorrilla sintió atracción por el dibujo. Sin haber tomado clases, sus trabajos se destacaban del resto.

“Desde niño me ha gustado dibujar, incluso gané un concurso en quinto grado como el mejor dibujante”, narró a Frontera Viva.

Hasta entonces el dibujo era solo un hobby, algo que hacía de vez en cuando, ya que su interés principal era el deporte, en específico el baloncesto el cual jugaba a nivel universitario y empresarial. 

Solo se dedicaba al dibujo en sus tiempos libres. Su día se basaba en trabajar en empresas Polar, estudiar Pedagogía de la Actividad Física y el Deporte además de hacer ejercicio y entrenar baloncesto.

Luis Zorrilla meses antes del accidente

Pero su dinámica de vida cambió el 17 de julio de 2010 cuando viajó con su familia a Barlovento.

“Ese día fuimos a Puerto Francés en Higuerote, luego nos fuimos a un río en Barlovento en donde me zumbé un clavado y no me percaté de la profundidad del pozo”.

En medio del salto, Luis se dio cuenta que la profundidad del agua no favorecía a su estatura de 1,92 y para evitar golpearse el rostro flexionó el cuello, lesionándose la cervical con una fractura en la vértebra C5.

A partir de ese momento nada volvió a ser igual. Fue trasladado a un CDI en Barlovento y más tarde fue remitido a la Clínica de la Urbina en Caracas en donde lo operaron.

“Me operaron, me colocaron una lámina de aluminio y pasé 3 días en terapia intensiva”.

Fue en ese instante cuándo se enfrentó con una nueva realidad, su cuerpo se encontraba paralizado.

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“No podía hablar mucho, solamente movía los hombros y los codos”.

Emocionalmente fue un momento difícil, solo imaginaba en la posibilidad de no caminar más y dejar atrás su activa vida de deportista.

En ese momento iniciaron las visitas a distintos especialistas, terapias y rehabilitación en busca de caminar nuevamente.

“Me pusieron células madre, estuve en cámara hiperbárica, haciendo todo lo posible para lograr caminar”.

Pero fue en 2012 cuando una doctora le aseguró que no podría volver a caminar y que las terapias solo lo ayudarían a mantenerse activo y ser un poco más independiente.

“Yo sabía que no volvería a caminar, pero como no me lo habían dicho yo seguía con la fe, cuando la doctora me dijo eso entré en razón, me dolió muchísimo”.

A partir de ese instante supo que debía adaptarse a su nuevo estilo de vida y enfocarse en las terapias que cada vez se complicaban más debido a que la zona en la que vive le dificulta movilizarse hasta la clínica de rehabilitación.

“Yo vivo en un cerro muy alto, sacarme de ahí es muy difícil, hay que bajar muchas escaleras y la subida es muy inclinada”.

Foto cortesía de Isaac Paniza @ipaniza

Las dificultades

Los primeros años en cama fueron duros, se sentía de mal humor y se la pasaba encerrado en su cuarto. Sin embargo, se dedicó a ayudar a sus dos pequeñas en las tareas escolares. Esta acción lo hacía sentir útil y lo alegraba.

“Me sentía útil porque estaba haciendo algo”.

En ese tiempo intentó dibujar, pero tener los dedos inmóviles le imposibilitaba apoyar el lápiz con firmeza en el papel.

Iniciando el año 2020, intentó con un lápiz kores con el que logró trazar líneas con solo afincarse un poco. Fue allí cuando volvió a dibujar nuevamente.  

Desde ese momento se dedicó diariamente al dibujo y progresivamente fue mejorando su técnica. Retrataba a sus seres queridos y estos trabajos los compartía en su cuenta de Instagram.

“Ver la recepción de las personas dándole likes, comentando las fotos y diciéndome que los inspiro fue lo que me motivó a seguir dibujando… sentía que estaba ayudando a otras personas a superarse y a no rendirse, me sentía útil”.

Foto cortesía de Isaac Paniza @ipaniza

Pero en ese momento no sabía que sus retratos comenzarían a tener valor económico. Un dibujo que realizó sobre Don Ramón le abrió las puertas al público fuera de Venezuela.

“Retraté a Don Ramón, el personaje del Chavo del Ocho sin ninguna intensión porque sé que al público le gusta, sin saber que el dibujo llegaría hasta su hijo quien se conmovió”.

Por medio del hijo del recordado actor, con quien mantiene una cercana amistad, dibujó a María Antonieta de las Nieves, mejor conocida como la chilindrina, quién publicó su trabajo en redes sociales trayéndole más seguidores del exterior.

Además, el caricaturista venezolano Fernando Pinilla ha apoyado su trabajo y le ha regalado consejos sobre dibujos, estos mismos que exhibió en una exposición en octubre de 2022 en compañía del embajador de Francia, quien conserva una de sus obras.

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Actualmente, está trabajando en una segunda exposición que realizará en los próximos meses.

El arte es un trabajo

Dibujar se ha convertido en más que su vía de escape, es un trabajo que le genera los ingresos para costear los gastos de su hogar, el cual comparte con su mamá y sus hijas.

Su jornada laboral inicia desde temprano en la mañana.

“A las 10 de la mañana es la hora en la que empiezo a dibujar, dependo de personas que me ayuden a voltearme en la cama”. 

Trabaja de lunes a sábado en bloques de dos horas, luego descansa una y vuelve a trabajar. Las pausas las realiza porque comienza a dolerle la mano.

A las 10 de la noche termina su jornada laboral y al día siguiente comienza nuevamente la rutina.

Los dibujos los realiza desde su cama. Su mamá e hijas son las encargadas de ayudarlo a pasarle los lápices y demás herramientas.

Luis trata de sustentar los gastos de su hogar, no obstante, es un arduo trabajo. Normalmente tarda dos semanas en retratar a una persona y cerca de tres cuando son más. Es un proceso que le toma tiempo.

“Algunas personas piensan que porque he enviado dibujos a Washington y tengo contacto con figuras públicas tengo mucho dinero, pero yo no hago una obra diaria yo me tardo semanas haciéndola”.

Según explica, tiene bastantes necesidades entre las que se encuentran una silla de ruedas acorde a su peso y estatura. Sin embargo, es fiel creyente que Dios no lo desamparará.

El futuro

Poco a poco su historia se ha hecho conocida y aunque al inicio no le gustaba la idea de hablar sobre su accidente, siente que hoy en día eso lo ayuda a sentirse mejor.

Por ahora no planea nada a futuro, prefiere dejarse sorprender con lo que la vida le depare.

“Cada vez que pasa el tiempo me sorprendo más, yo no me imaginé tener obras expuestas. Vender mis obras y llegar al corazón de las personas no me lo imaginaba, por eso es que no sé cómo me veo en el futuro, aunque sí lo veo positivo, yo sé que vienen muchas cosas buenas, en nombre de Dios”.

Se describe como una persona responsable, tenaz, con sentido del humor y que ha aprendido a ser paciente.

“Yo sigo siendo el mismo de antes, aunque veo todo de otra manera, todo más bonito, valoro mucho más las cosas, el ambiente, los animales, la vida, respeto y valoro mucho más a las personas”.

Ante la esperanza de volver a caminar, dice que prefiere ser sensato.

“Yo soy realista y eso me ha ayudado a aceptarme como soy, aparte de la fractura en la C5 tuve una rotura en la medula espinal y eso es irreparable”.

No obstante,prefiere dejar todo en manos de Dios. “Sí él me quiere dar el milagro de caminar, bienvenido sea, de resto me acepto como soy y así llevo una vida feliz”.

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