La fuerte crisis humanitaria que vive Venezuela ha afectado directamente la institucionalidad ambiental, dejando como consecuencia problemas en la distribución y saneamiento del agua. 

Prensa Frontera Viva 

El deterioro de la calidad de vida de los venezolanos, tras la ausencia y el deterioro de servicios básicos para la vida, como el agua, ocurre en medio de la más depredadora de las corrupciones que se ha visto en el país petrolero. Las cifras del desfalco a la nación desde la estatal PDVSA y otras instituciones, por parte de funcionarios del régimen y sus amigos son una muestra de la indiferencia, desprecio y desinterés en la población que a diario sufre los embates de una administración violadora de los derechos humanos.

Aunque el acceso al agua y su saneamiento es un derecho establecido en la Resolución 64/292 de la Asamblea General de las Naciones Unidas y amparado por la Ley de Aguas y los artículos 127 y 304 de la Constitución venezolana, en Venezuela gran parte de la población tiene problemas para acceder a este servicio.

De acuerdo al Reporte derecho al Agua y al saneamiento 2022, realizado por Provea, en 2022 un total de 19,1 millones de venezolanos requirieron una conexión regular al suministro del agua, mientras que 15,9 millones reportaron haber pasado semanas e incluso meses sin recibir el vital líquido. 

Los afectados 

Para Valentina Camean, habitante del sector Maripérez de Caracas, las fallas en el suministro del agua se han convertido en algo normal en su cotidianidad. 

Según explicó a Frontera Viva, el servicio del agua es restablecido entre jueves y viernes en la madrugada durante tres horas. Sin embargo, es una especie de lotería, ya que muchas veces no llega y pueden pasar meses sin recibir una gota de agua.

“Esas tres horas con agua a la semana son para llenar el tanque, lavar, cocinar y llenar todos los potes”. 

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Valentina comenta que al llegar de madrugada se ve obligada a quedarse despierta, en una especie de guardia. 

“Los jueves y viernes me quedo despierta esperando a que suene la llave de la cocina”. 

No obstante, tres horas semanales con agua no son suficientes para almacenar lo necesario, es por eso que se ve obligada a pagar quincenalmente, junto a una vecina, una cisterna de 15 mil litros por un precio de 30 dólares. 

“Nosotras quincenalmente pagamos una cisterna de 15 mil litros que alcanza para llenar los dos tanques”. 

Por está razón los camiones cisterna se han convertido en una solución para los sectores de clase media. En los barrios, por el contrario, es común trasladarse a pozos cercanos para lograr recolectar unos litros de agua. 

Fernando Duran, un venezolano de 37 años, se moviliza varias veces al mes hasta el embalse La Mariposa para almacenar agua en los potes plásticos que lleva hasta el sitio. 

“Uno se acostumbra a vivir así. Ahorrar el agua con la que uno se baña y utilizarla para bajar el agua de la poceta”.

“Cuando se acaba el agua que guardamos vamos al pozo a buscar más, no hay de otra”. 

Disminución en el suministro 

Según el reporte realizado por Provea, “la cantidad de agua distribuida disminuyó en un 60 %” debido a que “el 90 % de los embalses que almacenan agua para potabilizar están funcionando mal. Unos están inoperativos, otros eutrofizados, colmatados, o contaminados de alguna forma”.

Además, las plantas potabilizadoras cuentan con una infraestructura dañada y no tienen los insumos necesarios para potabilizar el agua. De esta manera es difícil contar con un servicio de agua potable y seguro. 

“La escasez y la contaminación del agua y la falta de saneamiento provocadas por ausencia de políticas públicas e inversiones suficientes, ha traído daños irreparables a la gran mayoría de población”, señala el documento. 

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Este escenario mantiene en alerta a la población, especialmente a los caraqueños, quienes, según datos de la organización Monitor Ciudad, durante el 2022 solo contaron con agua en las tuberías 58,3 horas de las 167 que tiene una semana. Esto significa que los caraqueños pasaron más del 60 % del tiempo sin contar con este servicio. 

Esta situación va en contra de la recomendación realizada por la Organización Mundial de la Salud quien asegura que una persona requiere 100 litros de agua al día para satisfacer sus necesidades básicas. 

Agua insalubre 

La insalubridad del agua que se recibe en los hogares, escuelas y hospitales venezolanos también es un factor importante a tener en cuenta. 

Actualmente 21 millones de venezolanos (73 % de la población) cuenta con un suministro de agua no apta para el consumo humano como consecuencia de la falta de operatividad de las plantas potabilizadoras, la cuales se encuentran inoperativas en un 99 % “y aunque estuvieran en funcionamiento, no tendrían insumos como el gas, cloro y sulfato de aluminio para hacer su trabajo”, agrega el reporte de provea. 

Además, según un estudio realizado en 2022 por el Observatorio Venezolanos de Servicios Públicos, el 47,2 % de los venezolanos recibieron agua con alguna coloración, mientras que el 23,8 % aseguró percibir algún olor en el agua. 

En el marco del Día mundial del Agua, celebrado el pasado 22 de marzo, los venezolanos solicitaron que se priorice el saneamiento y distribución del agua. 

“Es necesario que podamos contar con agua limpia todos los días, no de vez en cuando”, solicitó Fernando. 

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